¿Nuevo en Tibia?¡Leeme!

Bien, este blog esta dedicado a narrar una serie de aventuras en forma de novela digital, la cual esta ambientada en el maravilloso e impresionante universo de Tibia creado por Cipsoft a finales de los noventa.
Asi que es aconsejable que primero echeis un vistado a la historia de Tbia...Si quereis, claro, pero os lo advierto, no entendereis muchas cosas si no lo haceis...Mawahahahaha!!!!!

Y tras este ataque de locura totalmente repentino y casual, podeis pasar a leer.
¡Disfrutadlo y perdonad la falta de tildes!

Tambien podeis seguirla en la version para foro, posteada en tibiahispano, donde si poseeis una cuenta(la cual podeis crear de forma gratuita)podreis comentar que os ha parecido.

Nota:En la columna derecha puedes ver la lista completa de capitulos.

jueves, 19 de agosto de 2010

Capitulo VI

Domoe desperto cuando un gallo inicio su canto diario. Rasco sus ojos legañosos y por un momento se pregunto donde estaba. Cuando recordo todo lo acontecido lanoche anterior, se levanto e inicio la marcha hacia la lejana montaña que se veia al norte.
A los paladines no se les exigia que marchasen en formacion como a la mayoria de las tropas del ejercito. Con un paladin bastaba si se encontraba en el sitio justo en el momento oportuno.

Cuando llego al puente que separaba las llanuras de una enorme montaña, vio que los demas le esperaban alli. Ese era el sitio donde habian concertado la reunion previa al asalto de la ciudad enana. Los tres le miraban con cara rara. Les saludo con un gesto de cabeza y se apoyo en una estatua de un enano. Ironicamente, la estatua era varias veces mas alta que el.
Seguian observandole, y Domoe no entendia por que. Tenian que esperar al sargento de la escuadra, como siempre.
-Domoe...-Empezo uno.-¿Donde has pasado la noche?
-Pues-el paladin se rasco la nuca. No queria tener que explicarlo todo, asi que abrevio.-Sali a dar una vuelta, y me encontre con unos tipos que me atacaron. Mate a unos cuantos y eche a correr.¿No lo visteis?-Ghar, quien habia iniciado la pregunta se paso una mano por la frente, aliviado, y miro a uno de sus compañeros.
-¡Lo sabia!¿Veis como no encontro a una damisela en apuros?-Rio todo lo fuerte que pudo.-Me debeis cincuenta piezas de oro cada uno-Dijo señalandoles.
-Ghar,¿Y el sargeto?-Quiso saber Domoe.
-Muerto.-Se encogio de hombros.-Fue encontrado con una tunica negra. Al parecer le clavaron algo en el cuello y despues en el riñon.-Domoe empezo a sudar. Aquello no era bueno.-Cuando Swek le vio, dos inquisidores se estaban llevando el cuerpo.-El miembro de la escuadra que le debia dinero asintio.
-Si, algo muy raro. Les pregunte y me dijeron que no me metiese. Si la inquisicion anda de por medio, tiene que ser algo gordo.
-Al parecer-Comenzo Ghar bajando el tono de voz.-Una pandilla de nigromantes salio ilesa del asalto, y utilizaron varios muertos para intentar hacer un ataque desesperado contra el grupo mas pequeño, nosotros.Pero al parecer, los esclavos de los nigromantes fueron interceptados, y otros tres de sus miembros volvieron a morir. No hay ningun informe oficial sobre el contra-ataque, pero al parecer no fue un soldado.
"Vaya, acabo de cargarme al sargento.-Penso Domoe.-Actuemos con naturalidad..."
-Bueno, y si el sargento esta muerto,¿Que haremos?Si no me equivoco, necesitamos a un minimo de cinco hombres para esta operacion.
-Si, un emisario de los paladines deberia llegar en breve-Asintio Ghar como si el no fuese uno de ellos.-El nos ayudara a terminar, aparte de nombrar a un nuevo sargento.
Domoe asintio, muy preocupado. Aquello no era normal. Lo mas logico era pensar que los propios nigromantes mataron al sargento y despues lo pusieron baja su control. Pero no todo encajaba. Un paladin no se dejaba matar tan facilmente.

Paso un buen rato, y por fin, el emisario de los paladines llego con otro hombre a su espalda.
-¿Sois vosotros la escuadra numero diecisiete?-Todos asintieron sin decir palabra.-Bien, el paladin de mayor rango entre vosotros es...
-Yo.-Afirmo Domoe.
-Bien, sustituiras al sargento y cumpliras sus funciones hasta que se os asigne otro. El quinto hombre que necesitais es este.-Domoe ya conocia al tipo de vista. Era alto y de constitucion fuerte. No le pegaba ser un aquero.-Supongo que sabeis todo lo necesario para ser utiles hoy, ¿Verdad?
-Tenemos todos los datos necesarios y posiciones a tomar.-Respondio el sargento de la escuadra.-Ademas de tener claros nuestros objetivos.
-Bien, en ese caso, toma esto-Ordeno entregandole un pergamino enrollado a Domoe.
El chico lo abrio e inspecciono.
-Pero esto...-Titubeo el paladin.
-Soy un mensajero. Esas son vuestras ordenes.-Y se marcho sin decir nada mas.
-Bueno, esto cambia bastante las cosas chicos. Hoy la cosa sera distinta a otros dias.
-Entonces que se ocupen los que son distintos a nosotros.-Respondio Swek.
-Al parecer andamos escasos de personal y...Bueno, no tengo que daros explicaciones-Un lider tenia que saber imponerse.-¿Conoceis el terreno?-Todos menos el nuevo asintieron. Domoe se llevo una mano a la cara.-Bien, son dos montañas separadas entre si por no mas de dos metros. No se como, pero los enanos consiguieron aplanar la cima, creando una llanura de roca ahi arriba-Explico señalando a la cima de la montaña.-El paso que separa las dos montañas es tan estrecho como para que solo pueda pasar un hombre normal, o varios en fila, asi que nuestro rey Kelassen va a tener problemas con la caballeria. Este paso, une la llanura sur con la llanura norte. Mas o menos por la mitad, se encuentra la entrada a la fortaleza enana de Kazoordon.-El tipo parecia no haber entendido nada.-Tu...-Dijo señalando al paladin desconocido.
-Vasen. Me llamo Vasen.
-Bien, Vasen y Olz-Apunto con la cabeza hacia el tercer miembro de la escuadra que debia dinero a Ghar.-Entrareis en la ciudad y tomareis posiciones en un lugar elevado y discreto cerca de la entrada. No dejareis que nadie entre o salga desde que dos soldados de Kelassen os hagan una señal.
-¿Cuando nos retiraremos?-Pregunto Vasen.
-Os lo dire yo. Disparare una saeta con una tela roja hacia vuestra posicion. Si no hago la correspondiente señal tal y como he dicho, me tratareis como a los demas y no dudareis.
-Tranquilo.-Respondio el sombrio Olz-Siempre te he tenido ganas.
-De acuerdo, los demas vendreis conmigo a lo alto de la montaña. Desplegaos ya.
Los paladines siguieron la orden y se dirigieron a las posiciones en las que habian sido encomendadas.


En lo alto de la montaña el viento soplaba de una forma terrible. Domoe apenas podia dar ordenes sin que se le escuchara adecuadamente.
-¡Ghar, ponte detras de esa roca y cubre el puente!¡Swek, tu vete al lado opuesto y cubre la ladera norte!¡Si alguien intenta pasar, lo matareis!-Aunque con ese viento acertar en el blanco seria cosa de los dioses.
Aun asi, todos siguieron las instrucciones, y se posicionaron con las armas preparadas.

-Eh,-Dijo Vasen con una voz un tanto estupida.-¿Cuanto llevas en la orden?
-Dos años.-Respondio Olz con su tono sombrio tan caracteristico.
-Eso esta muy bien. Yo una vez...
-¡Cuidado!-Dijo Olz señalando en la direccion contraria hacia la que miraba su compañero. Este se dio la vuelta, momento que Olz aprovecho para pegarle un codazo en la nuca.-Callate ya.
Cargo con el individuo una cabeza mas alto que el y con todo su equipo y bajo las escaleras que le llevarian a la ciudad. Su anterior sargento tenia razon, aquello estaba demasiado oscuro. Pero a el le gustaba. La oscuridad daba muchos lugares donde ocultarse.
-Vamos campeon.-Dijo cuando vio que Vasen habia recuperado el sentido.-Va a ser un dia muy divertido.


Horas despues, al fin alguien paso por el puente que Domoe y Ghar custodiaban. Un joven, posiblemente de unos diecisiete años, que acompañaba a una chica, con un brazo vendado y entablillado, seguramente mas joven que el. Parecia que querian ir por el estrecho paso que habia entre las dos montañas. Lastima que hubiesen elegido ese dia. Domoe apunto a la cabeza del muchacho. El se ocupaba de los objetivos a la derecha y Ghar de los de la izquierda.
-¡Espera!-Aviso su compañero. Sin dejar de apuntar le escucho.-¡Conozco a esa chica, es una prima mia!
-¿Y tienes reparos en matarla?-Pregunto Domoe.
-¡No, pero no es un objetivo hostil!¡Seguramente querra ir a Carlin!-El viento les obligaba a gritar.
-¡Vamos, Ghar!, ¿Donde a quedado tu profesionalidad?¡Nuestras ordenes incluyen civiles!
-¡Maldita sea, Domoe, haz lo que quieras!-Este se lo penso un momento.
-¿Y el joven?-Pregunto a gritos.
-¡Ni idea, seguramente sera algun familiar!-Los dos chicos ya habian llegado al puente.
En ese instante, tres enanos salieron de entre la maleza. Llevaban hachas y vestian armaduras de un color morado.
-¿Una emboscada?-Dijo Domoe para si.
-¡Mierda Domoe!¡¿Que hacemos?!
-¡Los enanos primero!-Estos ya habian llegado hasta los civiles. El joven intentaba proteger a su acompañante, pero un enano lo agarro por el cuello. Otro derribo a la chica.
Ghar y Domoe dispararon, pero el viento desvio los proyectiles.
-¡Maldita sea!-Maldijo Ghar mientras volvia a tensar el arco. Domoe ya apuntaba con la ballesta.
Los proyectiles se desviaron de nuevo, pero esta vez impactaron contra el puente. Los enanos vieron a los paladines y se pusieron a cubierto tras las estatuas.
-¡Con este viento no podemos darles!-Afirmo Domoe.
Entonces un enano salio de su escondrijo para hacerse con la mujer, pero una flecha impacto en su cabeza. Ni Ghar ni Domoe habian disparado.
Volvieron la cabeza y vieron a Swek preparando una segunda flecha.
-Sargento, es usted un inutil.-Dijo con un sonrisa de oreja a oreja, sin dejar de apuntar hacia el puente. El viento se llevo sus tenues palabras, pero ambos le escucharon perfectamente.
-¡Ya hablaremos luego!
Swek venia de las tierras del norte. Se habia criado en una tribu de barbaros, y al parecer estaba mas que acostumbrado a disparar entormentas de nieve. Asi que aquello era un juego para el.
-¡Ghar, cubre este lado con Swek, yo ire detras!¡Cuando termineis con los enanos, dejad pasar a los civiles!-Ambos asintieron al unisono y Domoe se dirigio hacia la cara norte de la montaña.
Apoyado en una roca, apunto hacia abajo. Al norte podia ver la montaña roja, infestada de goblins, y al noroeste se divisaba el humo procedente de las casas de Carlin. En esa parte de la montaña el viento soplaba con menos fuerza, y las saetas se desviaban muchisimo mas que las flechas con las que se armaban Swet y Ghar. Un enano intento entrar en el paso entre las montañas, pero Domoe le disparo, impactando entre las placas de la armadura. Cargo, y descubrio que otros dos enanos intentaban pasar. Apunto hacia uno y disparo, dandole en la pierna. No era normal que los enanos estuviesen en aquella zona. Cuando volvio a tener lista su arma, disparo al otro. Un buen tiro en la cabeza termino con su objetivo.
Entonces se dio cuenta. No eran los primeros enanos que intentaban entrar. Eran los ultimos.
El tiempo que Swet se habia retirado de aquella zona habia sido aprovechado por varios centenares de guerreros para entrar en la ciudad sin llamar la atencion. Domoe observo el hueco que habia entre las dos montañas y vio como las pequeñas criaturas mas rezagadas entraban en la fortaleza.
-Ahi va eso, Olz.-Murmuro el paladin mientras disparaba al cuello de un blanco casi perfecto.

-¡Vamos, Swek!-Grtio Ghar. Al menos dos docenas de enanos estaban escalando hacia su posicion.
-¡Nuestro sitio es este!-Grito a la vez que apuntaba a otro enano y lo ensartaba con una flecha.-¡Si nos retiramos, estamos muertos, asi que deja de lamentarte y dispara!-Ghar acato la orden, pues no se atrevia a llevarle la contraria.
Acerto en un par de enanos, pero cuando llevo su mano al carcaj para atravesar al tercero, vio que estaba vacio.
-¡Sin municion!-Comunico mientras se ponia a cubierto. Los enanos mas avanzados llegaron a la plana cumbre de la montaña.
Ghar corrio hacia su compañero y cogio un par de flechas de su reserva. Entonces, un enano le pego por detras con la parte roma de su hacha. Era tan pequeño que ni se habia fijado en que ya le habia alcanzado. Este, despues de dejar sin sentido a el hombre, recibio una patada de Swek, quien arrojo el arco a un lado y saco dos pequeñas dagas de su cinturon.
-¡Venga, quien quiere un poco!-Rugio al viento.
-¡Hail durin!-Le respondio otra criatura en su lengua. Esta vestia una armadura dorada y portaba una maza y un escudo. Parecia mas viejo que los demas.
-Tu seras el primero.-Dijo el barbaro señalandole con una daga.
Corrio hacia el pequeño soldado, que recibio una lluvia de estocadas, las cuales detuvo con su escudo y en parte con su arma. En un momento en el que Swek bajo la guardia, el enano le propino un golpe en la cadera que le rompio varios huesos. El paladin, sin darse por vencido, arrojo una daga directamente hacia el hueco que dejaba en la cara el casco. Esta impacto con tanta fuerza que se quedo clavada en el ojo.
-Ja.-Dijo airoso con una mano en la herida, como si matar al lider fuese el final del problema.
Entonces se echo a Ghar en el hombro y fue hacia Domoe.


Olz esperaba sentado en las sombras con su ballesta en la mano. Estaba incomodo alli arriba, hacia demasiado calor por los rios de lava que corrian por la zona, y encima no tenia nada que matar. La situacion le superaba.
Se encontraba subido a un pilar derruido por la parte de arriba, a unos veinte metros del suelo. La zona era perfecta, pues apenas se le veia, y tenia espacio de sobra como para tumbarse si necesitaba disparar. Observo a Vasen a unos metros, jugueteando con la punta de una flecha.
Este se encontraba en un saliente de la roca en la que estaba tallada la pared.
Aquel tipo era idiota. Olz no lo soportaba, pero sabia que si estaba alli era por algo. No cualquiera se unia a los paladines.
Se pregunto porque habrian visto que podia ser uno de ellos.
Justo en ese momento, una horda de enanos salio de la oscuridad del porton principal y mato a los guardias de Kelassen. Olz no tuvo tiempo de impedirlo.
Lo que acaba de suceder era imposible. ¿Como no les habia oido?No podia ser cierto.
Disparo ya por segunda ver con su ballesta hacia el grupo de guerreros, casi seguro de que mataria a alguno sin apuntar. En ese instante se dio cuenta de por que Vasen estaba alli. No disparaba flecha a flecha como un paladin normal. Con sus enormes manos, tensaba hasta cuatro flechas en un arco que tenia una cuerda tan ancha como los dedos de Olz, y disparaba hacia el enemigo con una fuerza impresionante, atravesando a varios de ellos con cada uno de los proyectiles.
-Bien.-Musito Olz.-Esto sera divertido.

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