Domoe avanzo sigiloso entre los arboles, preparandose para tomar posiciones junto a sus compañeros.
La marcha desde Thais habia agotado al chico.Caminaron durante horas desde la capital, sin ningun tipo de transporte, hasta que llegaron a un desierto, en el que unos leones atacaron a su regimiento y mataron a cinco de los soldados que se ubicaban en las primeras filas.
Despues, pasaron varios dias alli, esperando a las tropas que debian llegar del norte de Tibia.
Por suerte, cerca del desierto habia un rio que sirvio para llenar sus reservas de agua.
Al parecer, sus ordenes eran tomar la ciudad de Venore por la fuerza. Domoe no lo comprendia, pues aquella ciudad siempre habia sido una colonia de Thais, que no habia patrocinado intentos de revelacion o reclamaciones de independencia.
En el fondo a Domoe le importaba mas bien poco, pues el solo necesitaba la emocion de disparar.
El joven se habia criado entre los soldados de palacio, y la primera vez que utilizo una ballesta era un niño de tan solo diez años. No destaco especialmente en esta disciplina, pero parecio que le gustaba.
Con un enorme esfuerzo y tras años de sacrificio, consiguio ganarse un puesto en la orden de los paladines, una organizacion de elite cuyo objetivo era mandar exploradores o arqueros a la guerra.
Cuando tenia diecinueve años decidio que dedicaria su vida por completo al uso de la ballesta. Era un arma que le fascinaba. Poseia la potencia del arco, pero alcanzaba una velocidad y precision increibles.
Se tumbo en el suelo entre unos arbustos y preparo su arma. Cuando tenso los mecanismos que harian que esta disparase, la cargo con una saeta cuya punta relucia con los rallos del sol. Hizo un pequeño corte en su pulgar e impregno el proyectil con su sangre. Para los trabajos especiales le gustaba seguir un cierto protocolo.
Ahora mismo, su objetivo y el de sus camaradas era mantener aquella posicion en un pantano, y esperar a que los guardias de la puerta delantera procediesen con el cambio de turno. Cuando esto ocurriese, debian de ser lo suficientemente buenos como para matar a cada uno de un solo disparo. Si advertian su presencia la guerra podria complicarse mucho. Una vez los cuerpos estuviesen en el suelo, llevarselos de alli y arrojarlos a las cienagas. No parecia un trabajo altamente arriesgado, pero la presion del momento era impresionante.
Domoe sintio escalofrios. Su corta melenta rizada se erizo por las puntas, pero el hombre recupero la compostura. No podia fallar. Si lo hacia firmaria su sentencia de muerte. Era mil veces mejor huir y arriesgarse a que lo capturaran por rehusar del ejercito que no acertar al blanco.
-Bien, todo ha quedado claro,¿verdad?-Pregunto el sargento de la escuadra de tiradores. Domoe asintio levemente. Desde alli podia ver a la primera de sus presas. El hombre que tenia junto a el se encargaria de la otra.
Entonces esperaron. Un paladin debia aprender a esperar el momento adecuado.
Kelassen Di`ba Nubia se encontraba solo en su tienda personal. Aquella campaña seria muy dura. Reviso una vez mas los mapas. Ignoraba el por que la inquisicion le habia pedido que derrocase una de sus propias ciudades. No lo podia entender.
-Si ya es nuestra.¿Que pueden querer de ella?-Musito en la oscuridad que solo iluminaba una vela. En ese momento un soldado entro en su tienda y comenzo con el saludo propio del ejercito.-Informa.-Ordeno su señor.
-Acabamos de recibir el informe de los paladines.-Dijo lleno de orgullo.-Ya se han retirado y la puerta principal esta despejada y lista para ser atacada.
-Mandad a las tropas de infanteria y refuerzalas con apoyo por los flancos. Tenemos que tomar la ciudad lo antes posible. E intenta que tus hombres no quemen ni destrocen nada. Si los civiles oponen resistencia, acabar con ellos, pero evitad los disturbios. Retirare.-El hombre saludo y salio de la estancia.
Kelassen nego con la cabeza y siguio observando los mapas. La inquisicion...Decian ser un organismo que nacio junto a Tibia. El mundo no conocia un tiempo en el que los inqusidores no merodearan por las calles e interrogasen a quien consideraban hereje. Cuanto Tibianus I acepto la magia y hechiceria como una disciplina mas, los altos inquisidores tuvieron serios problemas con el, hasta se llego a decir que intentaron matarlo en mas de una ocasion.
Domoe termino con la ultima pieza de carne que habian asado al fuego esa noche. Los cinco paladines de rango raso charlaban animadamente junto a una hoguera, mientras su sargento los miraba como quien cuida a unos niños.
-¡Y entonces le cruce la cabeza de lado a lado con una flecha!-Apunto uno terminando su historia. Los demas rieron como si causar la muerte de alguien pudiese ser algo que se debia celebrar.
-No es para tanto.-Comento otro.-Mi primer disparo fue contra un druida. Contra una banda de druidas. Hombres y mujeres, salvajes que bailaban desnudos en torno a un fuego-Evidentemente aquello era mentira.-y que cantaban para invocar a las fuerzas de la naturaleza. Cuando el chaman que los lideraba estaba a punto de cometer el sacrificio correspondiente, todos disparamos al unisono. Lanzamos al menos diez, no, quince flechas, cada una contra el corazon de su objetivo. Fue un dia glorioso.-Cuando termino de fanfarronear se dedico a roer un hueso. El hambre en el ejercito era terrible.
-Mi primera ejecucion fue...-Empezo Domoe.-Si, a una mujer. Una a la que la habian declarado bruja, cuando tuve que atacar se encontraba en lo alto de una torre preparandose para carbonizarnos con su magia negra. Fue terrible, mato al sargento de mi escuadra y a otros dos. Me vi obligado a disparar casi a ciegas, pues el que lo habria tenido que hacer volo en mil pedazos.-A Domoe no le gustaba la magia ni nada que tuviera que ver con ello. Los magos eran individuos raros, que vivian entre libros y parecian estar locos. Y por lo que el sabia, los druidas eran unos salvajes que se dedicaban a bailar y cantar en medio del bosque. Preferia la estricta disciplina del ejercito. Ademas, los paladines eran mas respetados que los demas, pues nunca sabias cuando te estaban apuntando desde lo alto de algun edificio. La gente preferia evitarlos, pero los que conocian la orden sabian que no eran unos oscuros asesinos. Simplemente eran unos asesinos, como todos los demas.-La magia no me gusta.-Añadio.-Realmente a ningun paladin le gustaba. "Tu, tu arco y tus flechas, no debes confiar en nada mas" le habia dicho su mentor.
-La magia es poderosa.-Comento uno.-Y facil de usar. Mas de una vez yo mismo...-Entonces una saeta impacto contra su sien, atravesandola y quedandose dentro de ella.
Todos giraron la cabeza hacia la direccion en la que habia venido el proyectil. El sargento los miro con aire de superioridad.
-Cualquier persona que no sea un mago reconocido tiene prohibido usarla.-Afirmo.
-¡Pero no sabemos si el...!-Empezo Domoe con los ojos ligeramente empañados en lagrimas. Balgun era un buen compañero, y un excelente tirador.
-Si. Si que lo habia hecho.-No era una suposicion. El sargento sabia que habia usado algun poder de otro plano.-Ahora ireis todos a dormir.-Tampoco se trataba de una prediccion o una sugerencia. Era una orden.-Mañana debemos tomar posiciones dentro de esa maldita cueva enana. Y os aseguro que esta mas oscuro que el culo de una rata.
-Si, señor.-Afirmaron los cuatro al unisono.
-Bien, largo. Yo montare guardia esta noche.-Dijo mientras cargaba la ballesta.
Cuando llegaron a las tiendas, vieron la mochila de Balgun. Todos se miraron entre ellos. Domoe la abrio e inspecciono.
-Domoe, no esta bien que toques las cosas de los muertos.
-Tampoco esta bien que la gente mate a otra por meras suposiciones.-"Ademas, nada esta bien o esta mal. No hay buenos ni malos, aliados ni enemigos. Todo depende en el bando en el que te encuentres" penso para si mismo. No consideraba que el sargento hubiese hecho mal matando al paladin. Este habria incitado a los demas a usar algun poder prohibido, y eso no habria sido nada bueno.-Ademas, ¿Que puede pasar?¿Que el muerto se levante y venga a por mi?Pamplinas. Hay que tener miedo de los vivos, no de los muertos.-Añadio.
Cuando termino el registro no encontro nada en especial, solo las ropas de repuesto y alguna flechas adicionales.
Los cuatro hombres durmieron fatal, mientras la ciudad era masacrada. Al parecer los civiles mostraban resistencia, pues entre los continuos gritos que se escuchaban en la lejania no solo se advertian los de los soldados dando ordenes, pues estos eran acompañados de niños y mujeres, intentando huir, o de hombres suplicando por su vida.
Kelassen no dormia. Supervisaba todo desde la retaguardia. Para dar moral a las tropas, habia decidido entrar cuando el combate se habia puesto mas interesante. Se encontraba rodeado por su escolta personal, que mataba a todo el que se pusiese en su camino.
El rey vestia una armadura completamente dorada, desde el casco hasta las botas, y portaba un martillo que parecia no poder sujetar. Por eso, habria sido tarea de niños matarlo en un duelo, pero cuando lo acompañaban seis guerreros de elite las cosas se complicaban.
-¡Guerreros de Thais, no desistais! ¡Venceremos al hereje y mataremos al impuro!¡Esta ciudad es nuestra!-Se sintio como un completo idiota pronunciando aquellas palabras. Venore era un punto muy importante del reino Tibiano, pues lo defendia de la inminente invasion de los elfos rebeldes que se acumulaba al sur. Por suerte, no todas las hermosas y ancianas criaturas unian sus fuerzas. Si esto llegase a pasar, el mundo se sumiria en una serie de terribles guerras. Pirmero, acabarian con todos los hombres, luego matarian a los orcos, y cuando no tuviesen nada que incendiar, se matarian entre ellos. Los guerreros de una raza que vivian miles de años eran una buena muestra de ello. Un elfo percibia el tiempo igual que los humanos, por eso la mayoria se aburrian, y se dedicaban a la magia, o se especializaban en el uso de algun arma, teniendo tiempo suficiente como para formar un ejercito de especialistas.
Kelassen vio como algunas casas ardian a su alrededor. Inutiles...El proximo dia mandaria ejecutar a algunos para sembrar el panico. Lo haria en secreto, confiandole la tarea a los paladines, y la inquisicion de encargaria del resto.
Ese era otra de las cosas que mas preocupaban al joven rey. Doce monjes guerreros miembros de la inquisicion y un juez le acompañarian todo el viaje. Jolius no queria quitarle el ojo de encima.
Y hacia bien. Kelassen tenia sus propios planes para Tibia.
Domoe se incorporo sobresaltado. No habia soñado nada, pero habia sentido algo que le habia hecho despertar. Una vibracion en el aire y en el suelo...Sus compañeros dormian junto a el.
Se puso una camisa de tela y salio a la oscuridad de la noche. Una pequeña hoguera ardia a lo lejos, ya en ascuas. Pero no diviso la imponente figura que debia de pertenecer a su sargento.
Extrañado, se termino de vestir y preparo su ballesta. Nunca se sabe cuando puede hacer falta.
Sujetandola con una mano, recorrio la escasa distancia que separaba el fuego del campamento.
Cuando llego, no vio a nadie. Solo el arma del sargento, descargada y una saeta clavada en el suelo.
-¿Sargento?-Pregunto el chico. No obtuvo respuesta.-Bah-dijo mientras se tumbaba en el suelo.-¿Que estara haciendo?¿Matar leones?Tal vez habra ido a por agua.-Los paladines pasaban mucho tiempo solos. Y como una vez le habian dicho a Domoe, tu eres tu mejor amigo.
El chico contemplo las estrellas que cubrian el despejado cielo del desierto. Entonces se paro a pensar. Medito sobre el por que de las cosas.
Nunca se habia preguntado que hacia alli. En ningun momento puso en duda por que obedecer ordenes.¿Y si volvia a la ciudad?Podria ganarse la vida como cazador. Se le daba bien y poseia las cualidades necesarias para acertar a una presa y llevarla entera. Si, quiza abandonase a los paladines. Para su fortuna, todavia tenia amigos en Thais. Estaba el viejo Frodo, le habia enseñado a preparar cerveza con toda clase de plantas, y tambien conocia una banda de mercenarios que le tenian cierto aprecio. Si, a Domoe tambien le gustaria ser un soldado de fortuna, retirarse del ejercito y ganar un buen sueldo, a cambio de hacer trabajos faciles en comparacion a los de un paladin. Oh, y tambien estaba Ulzin. Si, Ulzin...Su corazon se llenaba de nostalgia cuando la recordaba.
Habian pasado toda la vida juntos, desde que tenian menos de cinco años. Pero cuando Domoe ingreso en los paladines...Tuvo que dejarlo todo. La emocion que el hombre sentia cuando acertaba en el blanco era incomparable. Lo necesitaba. Sentia su ballesta, era como parte de su cuerpo. Siempre la llevaba consigo, pues los paladines tenian el derecho a portar al menos un arma.
-Tengo veinticinco años.-Dijo para si mismo.-Soy un paladin desde hace cinco. Creo que es hora de darle un giro a mi vida. Buscar algo mas dificil. Estoy harto de matar por matar, ahora quiero hacer algo...importante.-Cuando escucho el primer susurro de la arena detras suya, se dio cuenta de que no hablaba solo. Con un rapido giro, apunto la ballesta hacia el hombre que se intento abalanzar sobre el y disparo. El proyectil atraveso la pierna de su blanco, que comenzo a sangrar.
Este vestia unas ropas completamente negras, y portaba una daga en una de sus manos. Cuando el disparo impacto en su cuerpo, callo arrodillado ante Domoe. Este respondio propinandole un puntapie en la cabeza, dejandolo tirado en el suelo.
-Que demonios...-Varias sombras salieron de la oscuridad de las dunas. El joven conto lo mas rapido que pudo. Once. Antes de matar al segundo estaria muerto.-Mierda.
Preparo su arma tan rapido como sus manos le permitieron y volvio a disparar. Los paladines eran hombres entrenados en circunstancias de una presion extrema. Para uno de estos guerreros, verse rodeado de enemigos era un dia mas en la oficina. Domoe rebosaba tranquilidad, y su corazon no latia excesivamente rapido, pues ya estaba acostumbrado a mantener la adrenalina en reserva para cuando la necesitase de verdad. Ademas, si su pulso se acelaraba, no tendria forma de apuntar en condiciones.
Su objetivo recibio un muy preciso golpe en el cuello y se desplomo. Habia dejado un hueco entre el circulo de figuras que se acercaban a el.
Extrañamente, lo hacian de forma tranquila, parecian no tener prisa y carecer el miedo a la muerte. Preferian acercarse despacio pero impasibles.
El paladin corrio hacia la posicion libre que habia dejado el muerto y pudo ver como todos se dirigian hacia el. No podia recargar el arma sin que uno le tocase. Asi que decidio echarse la ballesta a la espalda y saco dos saetas con la punta tallada en acero.
-Matemos a un par de estos cabrones.-Dijo entre dientes.
El primero que llego intento agarrarlo con unos movimientos extremadamente mansos, faciles de esquivar para alguien que se pasaba el dia entre arbustos. El chico le clavo una saeta en el cuello para despues atravesar su riñon con la otra. Las saco del cuerpo que se derribo ante el y advirtio que los demas aun tardarian en llegar. Asi que, sin pensarselo dos veces, salio corriendo.
Ahora era el momento de ponerse nervioso. La adrenalina hizo sus efectos, proporcionandole una velocidad y resistencia propias de quien no quiere morir. Alzanzo el limite del desierto en cuestion de minutos avanzando lo mas rapido que pudo. Cuando llego al camino que llevaba a Thais se paro y se sento en el suelo. Antes de nada, cargo el arma y la volvio a dejar colgando a su espalda mediante una correa de cuero.
-Muy divertido.-Y se quedo dormido en medio de la tierra limpia de hierba que formaba el camino. Aun podria aprovechar un par de horas antes de la salida del sol...
Bueno, una version novela de una aventura de Tibia...No tiene nada que ver con una partida, pues no narra las aventuras de ningun jugador. Simplemente es una historia normal y corriente pero ambientada en el universo que cipsoft creo para tibia. He modificado cosas respecto al juego, pues en mi opinion una novela no puede transmitir lo mismo que un juego...Por ejemplo, el tema de resucitar...¿Os imaginais que poca gracia tendria la vida si resucitaseis sin vuestra mochila cuando murieseis?
¿Nuevo en Tibia?¡Leeme!
Bien, este blog esta dedicado a narrar una serie de aventuras en forma de novela digital, la cual esta ambientada en el maravilloso e impresionante universo de Tibia creado por Cipsoft a finales de los noventa.
Asi que es aconsejable que primero echeis un vistado a la historia de Tbia...Si quereis, claro, pero os lo advierto, no entendereis muchas cosas si no lo haceis...Mawahahahaha!!!!!
Y tras este ataque de locura totalmente repentino y casual, podeis pasar a leer.
¡Disfrutadlo y perdonad la falta de tildes!
Tambien podeis seguirla en la version para foro, posteada en tibiahispano, donde si poseeis una cuenta(la cual podeis crear de forma gratuita)podreis comentar que os ha parecido.
Nota:En la columna derecha puedes ver la lista completa de capitulos.
Asi que es aconsejable que primero echeis un vistado a la historia de Tbia...Si quereis, claro, pero os lo advierto, no entendereis muchas cosas si no lo haceis...Mawahahahaha!!!!!
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