¿Nuevo en Tibia?¡Leeme!

Bien, este blog esta dedicado a narrar una serie de aventuras en forma de novela digital, la cual esta ambientada en el maravilloso e impresionante universo de Tibia creado por Cipsoft a finales de los noventa.
Asi que es aconsejable que primero echeis un vistado a la historia de Tbia...Si quereis, claro, pero os lo advierto, no entendereis muchas cosas si no lo haceis...Mawahahahaha!!!!!

Y tras este ataque de locura totalmente repentino y casual, podeis pasar a leer.
¡Disfrutadlo y perdonad la falta de tildes!

Tambien podeis seguirla en la version para foro, posteada en tibiahispano, donde si poseeis una cuenta(la cual podeis crear de forma gratuita)podreis comentar que os ha parecido.

Nota:En la columna derecha puedes ver la lista completa de capitulos.

sábado, 12 de marzo de 2011

Capitulo VIII

Kazordoon se habia convertido en una ciudad desierta.
-¿Por que no nos vamos ya, Olz?
-Porque nos han dicho que esperemos aqui.
-Pero todo el mundo se ha ido.
-Joder, callate. Voy a dar una vuelta, no me sigas.

Durante la noche, el combate se habia recrudecido segun pasaba el tiempo. Kelassen habia pedido refuerzos de dos guarniciones enteras, cada una compuesta por cuatrocientos soldados, mas tropas especializadas. Mas de la mitad de lo efectivos del ejercito habian sido abatidos o heridos, y todas las tropas ya se habian retirado hacia el norte.

Olz camino en solitario por la ciudad. Nadie. Los cadaveres se apilaban por las esquinas, algunos en montañas incendiadas. ¿Por que demonios iba a querer Kelassen hacer eso?
Tras varios minutos caminando, el paladin escucho un ruido. Murmullos. Una conversacion casi impercetible que venia de una casa cercana a la entrada de la fortaleza. Olz asomo tranquilamente la cabeza por la puerta, cuando un mazo de hierro impacto contra su frente.
-Te dije que el truco de la charla a escondidas nunca fallaba.-Olz distinguio a un hombre con una armadura dorada, y a otros dos con tunicas negras.
-¿A este no tendria que acompañarlo otro?
-Si.-Por primera vez, una de las figuras vestidas de negro hablaba.
-¿Y los otros tres?
-Han escapado. No tardaran en volver a por estos dos.- Olz se intento incorporar, pero un punta pie volvio a derribarlo.
-Cerdos, sois todos unos...
-¡Callate!-Rugio el hombre de la armadura dorada, golpeandole con su maza.
-Acaba con el.-La segunda persona que se ocultaba bajo mantos habló.
El enorme guerrero enfundado en su armadura de placas saco una daga de su cinturon. Cuando estaba a punto de agacharse para ejecutar a Olz, una flecha del tamaño de una rama muy gruesa impacto contra su pecho. Otra lo hizo contra el muslo de otro hombre, y una tercera se clavó en la pared, muy cerca de la cabeza del tercero.
Sin dudar, olz desenfundo su ballesta, ya cargada, y disparo al cuello de la persona que seguia en pie. Vasen remato al ultimo con un disparo en la cabeza.
-Te dije que no me siguieras.-Olz se puso en pie muy aturdido. Todo le daba vueltas.
-Pero te he salvado la vida.
-Me las habria apañado yo solo.
Olz no perdio el tiempo e inspecciono los cadaveres de los tres hombres. Las ropas negras, sin ninguna insignia. La armadura, tenia grabado un martillo cruzado con una T. La guardia personal de Kelassen.
-Esto se pone interesante.

Los paladines aprovecharon para comer, beber, dormir y curar sus heridas. Era seguro dormir a las afueras de una ciudad tan poblada como Carlin. Por la mañana, cuando todos despertaron, advirtieron que Domoe no estaba con ellos.

-Vamos, es una buena chica. Puede lavar los uniformes, atender el comedor, barrer los suelos...Venga, Legola, hazme el favor.
-Lo siento, Domoe, no tengo plazas vacantes ahora mismo.- La mujer se levanto, y dejo un fardo de papeles en una mesa cercana.
-Es la prima de Ghar.
-¿El que intento ligarme?-
"Ghar, eres estupido", penso el paladin.
-¿Y que me dices del chico? Puede traer madera para hacer municion.-Legola levanto la cabeza de sus papeles y se volvio a poner en pie. Se situo frente al paladin y le miro a los ojos.
-Domoe, se que quieres ayudarles. No se porque, eso no va con tu caracter, pero no deberias intentar aprovecharte de la orden. Eso solo trae problemas.


(PENDIENTE DE AMPLIACION)

lunes, 13 de diciembre de 2010

The Chronicles of Defuntos(Capitulo extra)

Antes de nada, aclarar que este capitulo no tiene nada que ver con la historia. Simplemente es un texto que escribi a la lider de mi guild, la gran Defuntos Lugosi.


Llovia. Era esa clase de lluvias perezosas, que caen sobre la tierra por el hecho de que no pueden aguantar mas en el cielo. Las tabernas estaban abarrotadas de heroes, la mayoria de ellos fanfarrones de poco prestigio, los cuales charlaban animadamente con los guardias de la ciudad, que no perdian una oportunidad para escabullirse de su puesto en las patrullas nocturnas. No se escuchaba al trueno, ni se advertia el rayo. De haber sido asi, habria sido una tormenta terrible, de esas que hacen que los niños se acurruquen bajo las mantas de lana, o que los arboles se partan por la mitad. Pero no, no era una tormente especialmente atemorizante. De haber sido asi, no habria pasado nada interesante.


La ciudad de Venore apestaba. Cuando una ciudad se alza sobre un pantano, generalmente hay problemas de este tipo. Las aguas casi llegaban a las calles, debido a las crecidas, pero a nadie le importaba, pues la gente no salia de su casa. En la calle no habia ni perros ni gatos, la ciudad parecia muerta. Una expresion realmente apropiada para la mujer que se desangraba lenta pero constantemente en el suelo de un callejon. Tenia el pecho perforado por varias flechas, cortes profundos por todo el cuerpo y lo que mas llamaba la atencion: una abertura roja que se extendia desde la parte izquierda de su cuello hasta la zona derecha, pasando por la garganta. Se esmeraba en taparse la raja con las manos, para parar la sangre que salia a borbotones. Una accion especialmente inutil, pues perdia sangre por mas sitios de los que nadie se podria a mencionar. Pero no moria.

Morir.

Al pensar en ello, la moribunda sonrio. Por fin podria descansar en paz. La muerte le haria olvidar, la muerte le perdonaria. Levanto ligeramente la cabeza y pudo contemplar los cadaveres carbonizados de los seis hombre que le habian atacado por sorpresa. Si, puede que ella muriese, pero se llevaria a todos los que encontrase por delante. Por el simple hecho de que los odiaba. Odiaba a todo el mundo.

En ese instante notó como su vida se alejaba de ella, exhalo su ultimo aliento de vida y entonces...

Entonces lo vio. Una figura se alzaba ante su dura mirada. La mujer mascullo unas palabras que nadie normal podria entender, y una llamarada ilumino el callejon. Pero aquella persona seguia alli. Ni siquiera se inmuto, a pesar de que todas las paredes habian quedado calcinadas.

-No vuelvas a hacer eso. Si lo haces, moriras.

Despues de escuchar eso, la palida mujer se sintio confusa. No estaba segura si lo habia escuchado o se lo habia imaginado.

Con sus ultimas fuerzas, habló:

-Ya estoy muerta. El momento es solo cuestion de tiempo.

Una risotado surgio de la figura que se extendia ante ella.

-No. Deberias estar muerta, pero no es asi.-Era evidente que eso era cierto. Pero aun asi aquellas palabras sonaban como algo ilogico.-La muerte es una excusa. Una salida. Una escapatoria que utilizan los cobardes cuando se sienten perdidos. Y tu no pareces perdida. Ni mucho menos, una cobarde.

Aquel discurso incremento la confusion de aquella mujer que ya no estaba segura de nada.

-Vamos, hazlo. ¿Eres la muerte, me equivoco?

-Por supuesto que te equivocas. Digamos que yo soy...un titere de la propia muerte. Una ficha en su juego. Y tu seras la proxima.-Al ver que su interlocutora no respondia, continuo hablando-Yo soy quien decide si vives o mueres. Soy quien decide si tu tormento continua o si debes descansar.

-Venga, dejate de charla-La mujer solto una carcajada. Su pelo rojo como el fuego le cubria la cara .-Hazlo ya.

-No. Primero debo hacerte ver.

Se acerco a la moribunda con unos pasos tranquilos. A pesar de que sus botas parecian muy pesadas no hizo ningun ruido. Se agacho frente a ella y la miro.

Entonces algo dentro de su ser cambio. Una inmensa paz la inundo. Demasiada paz para alguien que habia odiado tanto. Por unos segundos, enloquecio, se retorcio en el suelo y se tiro del cabello.

-Eso es lo que te espera en el sitio a donde quieres ir. Paz. Sabes que no puedes lidiar con eso.

Una mirada asustada se reflejo en sus ojos. En ese instante queria vivir. Pero solo queria hacerlo para poder llevar la muerte. Para poder seguir odiando.

-El descanso de la gran mayoria es la muerte. El de unos pocos, la vida. No pueden ir adonde han mandado a tantos inocentes.-Dicho esto, se dio la vuelta y quedo de espaldas a los ojos de la mujer- La proxima vez no sere tan piadoso. A partir de ahora te llamaras Defuntos, y seras conocida por el rastro de sangre que dejaras a tu paso. Seras temida y odiada, amada y respetada, olvidada y recordada. Ve, y lleva el tormento, conviertete en el profeta de la muerte.

Dicho esto, desaparecio. No fue una desaparicion muy dramatica, con humo o plumas. Simplemente no estaba.

Defuntos se puso en pie con un esfuerzo sobrehumano y empezo a recorrer las calles de la ciudad.



La puerta de la posada se abrio de par en par. Una figura encapuchada que se cubria un agujero en el estomago se apoyaba en el picaporte. La musica se fue apagando poco a poco, y las conversaciones se extinguieron conviertiendose en un silencio de expectacion. La mujer levanto la cabeza y dejo que todos vieran un herida que le surcaba el cuello. Tambien pudieron ver sus ojos. Inexpresivos, frios. Entonces la gente se miro entre ella nerviosa. Tal vez por el simple hecho de que alguien con el cuerpo lleno de agujeros y el cuello rajado de izquierda a derecha siguiese viva.

Entonces se escuchoron varias palabras. Fue como una melodia. Unas notas gelidas que se desvanecian en el aire. Aquello duro dos segundos, pero a todo el mundo le parecieron dos horas.

Una llamarada surgio desde el fondo del local, arrasando todo lo que tenia por delante, personas, mesas, sillas, todo. Momentos despues no habia nadie vivo. Defuntos se encamino hacia la barra, busco aguja e hilo entre los cajones del posadero y empezo a coser todas sus heridas, una a una, sin ningun tipo de analgesico, haciendo frente al dolor.

Sonrio. El dolor podia llegar a ser muy reconfortante.

jueves, 19 de agosto de 2010

Capitulo VII

-Informad.-Ordeno el sargento de la escuadra.
-Una horda de enanos asalto nuestra posicion. Nos vimos obligados a retirarnos.
-¿Y los civiles?-Ghar se encogio de hombros.
-Matamos a todos los enanos que vimos cerca de ellos, pero no pudimos comprobar su situacion de nuevo. Creo que se pusieron a cubierto en las estatuas.
-¿Nadie sabe nada de Olz y Vasen?-La respuesta era evidente. Ambos negaron con la cabeza.
-Domoe, tranquilo. Olz estara bien. Es su caracter. La muerte de ese hombre no esta entre un monton de guerreros. Algun dia le caera una piedra en la cabeza, el es asi.
-¿Recordais cuando le asaltaron los bandidos mientras dormia en la carreta?-Todos sonrieron levemente.
-Si, los bandidos se asustaron bastante.-Comento Domoe.
-Y en cuanto el tipo nuevo, Vasen...Me da mas miedo lo que pueda hacerle Olz que los enanos.
Los tres paladines se encontraban al pie de la ladera norte de la montaña de Kazordoon. Todo estaba despejado de enemigos, pues los enanos habian bajado a luchar a las profundidades de la tierra. El paso entre las llanuras del norte y las del sur estaba limpio.
-¿Municion?
-Menos de veinticinco flechas.-Respondio Swek. Ghar simplemente hizo un gesto negativo.
-Esperemos no encontrarnos con nada duro. Una piña de enanos nos mataria.-Los demas asintieron.-Venga, vamos.
-Eh, Domoe, mira.-Advirtio Ghar señalando a las montañas. Los dos jovenes del puente salian con mucho cuidado del paso entre las montañas.
-Vamos. Ayudemosles.-Sugirio Swek.
-No son problema nuestro. En caso de perder algun miembro de grupo debemos dirigirnos a un cuartel de la orden. En este caso, el mas cercano esta en Carlin.
-Cierto pero ellos son victimas de guerra. De una guerra que no es suya.¿Acaso no te hicieron jurar que...?
-Vale, pero callate ya.-Respondio Domoe malhumorado. Se puso en pie empezo a acercarse hacia los jovenes. Ghar le dio un golpe con el codo a Swek.
-Lo tienes loquito.-Ambos rieron, pero solo duro hasta que su sargento les observo desde lejos.


-¿Y vais hacia Carlin, no?-Pregunto Domoe.
-Si.-Respondio un muchacho con una coleta marron.
-Si os dais prisa, podriamos escoltaros.-Sugirio Ghar. Domoe le miro furioso.
-¿Enserio?Seria de gran ayuda, me han dicho que aqui hay goblins.-Suplico la chica.
-Si, si que los hay. Venga, pegaros a nuestra espalda.
Cuando Domoe se alejo, Ghar hablo con los dos jovenes.
-Esta un poco irritado, hoy le han ascendido en el trabajo.


Los primeros goblins aparecieron cuando se aproximaron a la montaña roja. Swek y Domoe los mataron sin problemas, pero Ghar se llevo un pedrazo cuando se despisto. Aquellas criaturas verdes eran asquerosas, algunas usaban lanzas, pero la gran mayoria les arrojaba rocas desde la altura que les proporcionaba la montaña.
Por lo demas siguieron sin problemas hasta la ciudad de Carlin. Cuando llegaron a la puerta principal, Domoe penso que aquellos dos seguramente no tendrian nada que hacer alli. Probablemente el chico se cazase y ella...Con suerte podria trabajar en la taberna.
El paladin se detuvo ante el porton.
-Aqui esta Carlin. Ahora, largo.
-Venga, no seas asi. Seguro que se mueren de sed,¿No?-Los jovenes se miraron.
-Si, un poco.-Admitio la chica.
-Vamos, les invitaremos a unas jarras en la taberna. Al fin y al cabo, yo tambien mataria por un poco de cerveza.¿Que opinas, Ghar?
-Una excelente idea, Swek. ¿Tu que piensas, Domoe?
-Que sois idiotas. Debemos informar ya y...
-¡Esplendido entonces!-Le corto Ghar feliz de la vida. Este rodeo con un brazo los hombros del joven que media casi lo mismo que el.-Sabes, la cerveza de aqui es excelente. Tienen una cosecha de cebada¡Que cebada! Y no me diras que los guardias de la ciudad no estan nada mal,¿Eh?-La vida en el ejercito era muy dura. Solo las mejores de las mujeres podian llegar a alistarse, y en ese caso solian ser destinadas a los peores rincones del mundo. Por que eran las mejores, claro.
Swek miro el brazo herido de la chica mientras se encaminaban a la taberna.
-¿Puedo echarle un vistazo?Una vez le arregle un brazo al sargento.-Este los miraba desde mas atras con un aire sombrio. Tenia las manos en los bolsillos y le pegaba patadas a las piedras mientras caminaba. La chica asintio y Swek le quito la venda.-Uh, que herida mas fea.¿Quien ha hecho esto?Seguro que no tenia ni idea,¡Ha abierto la carne, que locura!-Era increible como los mas frios miembros de la elite militar tambien podian ser unos bromistas sin remedio 0 unos vagos y perezosos.-Cuando lleguemos a la taberna te cambiare esos puntos, parece que esta infectado.
-Gracias...¿Como os llamais, señor?-Respondio la chica.Swek no se pudo contener y estallo en carcajadas.
-Eh, Ghar, me ha llamado señor.
-Oh, ¿Ahora sois miembro de la nobleza, buen hombre?
-Pues debeis saber, damisela, que yo mi nombre es Swek, y que vengo de las tierras mas frias que jamas allais contemplado.
-Mentiroso, recuerda aquella vez que estuvimos en Folda.-Le corto Ghar.
-Si bueno, pero seguro que ella no ha estado en Folda, ¿verdad?


Siguieron hasta la taberna entre bromas y risas. Por el camino Domoe se dio cuenta de que aquello era ser un lider. Los soldados rasos tenian la ventaja de tener como unica mision seguir las ordenes. En cambio, los rangos elevados tenian que estar alerta en todo momento. Tenian que planificar el siguiente paso con cuidado, tenian que preocuparse por la salud del grupo. Aquello era un incordio.
Bajaron a la alcantarilla, donde se encontraba la taberna.
-A Olz le gustaria este sitio.-Comento Swek cuando vio la taberna, tenuemente iluminada por unas antorchas en la pared.
-Si, podria pasarse dias metido durmiendo. Seguro que por aqui no viene mucha gente.
Domoe se sento en una esquina de la barra, observando al grupo.
"Igual que el sargento"-Penso.Si, se comportaba como el. Siempre dando ordenes, siempre en silencio. Los demas se sentaron en la mesa y vio como Swek le sacaba los puntos a la chica. Miro al tabernero y pidio algo fuerte.
-Lo siento, aqui solo servimos cerveza.-Todo le salia mal aquel dia.
-Bien, pues pon una ronda para todos. Y rapido.
Cuando se dio la vuelta, vio que el joven que les acompañaba se habia sentado a su lado.
-Eh, perdon, usted es el lider, ¿No?-Dijo timidamente.
-Nada de usted. Y no, no soy el lider, soy el idiota al que la orden ha asignado como lider. ¿Y tu quien eres?-Ahora que lo pensaba, no sabia quien eran esos dos. Realmente tampoco le importaba.
-Me llamo Merk.-Contesto.-Y ella es Lara.-Dijo señalando a la chica.
-Tu ropa esta hecha un asco, ¿Por donde habeis venido?-El joven se encogio de hombros.
-Seguimos el camino del norte de Thais. Nos atacaron lobos, osos y alguna criatura mas. Suponiamos que Kelassen todavia estaria asaltando Venore.
-¿Y no conocias los asentamientos enanos?-Pregunto Domoe sorprendido.
-Si, pero no tenia ni idea de que fuesen tan hostiles.
-Hoy en dia los unicos enanos amistosos que puedes encontrar son los de Kazordoon. Ya ni eso.
-En realidad, ya no quedan enanos en Kazordoon. O al menos supongo que no, pues cuando nosotros pasabamos vimos como la guardia personal del rey salia del fondo de la montaña. Y creo que Kelassen no es de los que se rinde.
-Ese niñato haria cualquier cosa por salvarse a si mismo.-Apunto el paladin antes de echar un trago.-Escucha, si no quieres terminar muerto, quedate aqui. La guardia no te pondra ningun problema, y me encargare de que al menos ella tenga trabajo.-Domoe se retiro el sudoroso pelo que le caia por la frente-¡Venga, nos vamos!-Ordeno cuando vio que Swek habia terminado con la herida de Lara. Ninguno tenia ganas de enfadar mas a Domoe, ya se habian pasado de la raya, y a nadie le gustaba tener a un superior en su contra. Ghar se acerco al sargento mientras el otro paladin se despedia de la chica.
-Domoe, ¿Que pasa con Olz y Vasen?
-¿Como quieres que lo sepa?Conociendole se habra quedado dormido en alguna sombra rodeado de ratas, y el grandullon-Alargo esta ultima palabra con un suspiro.-Seguramente muerto. De todos modos, despues de informar al cuartel de la orden volveremos a esa cueva que los enanos llaman ciudad.

Cuando llegaron al edificio en el que los paladines se reunian o alistaban ya habia anochecido. Las estrellas cubrian el cielo sin iluminar, y al menos alli no llovia como en Thais. Domoe entro en el cuartel con paso firme y decidido, mientras no paraba de pensar como podria ser util una niña de quince años. Posiblemente conseguiria un puesto para ella en el comedor del cuartel, o quiza lavando y cosiendo uniformes.
Llego al mostrador tras el que se encontraba una mujer con unas ropas azules, que indicaban su funcion en la orden.
-Eh, hola.-Empezo Domoe. Nunca se le habian dado bien las chicas.-Somos la escuadra numero diecisiete asignada al regimiento de la campaña de Kelassen. Hemos perdido a dos miembros y a nuestro sargento. Ahora yo cumplo sus funciones.-Le espeto del tiron.
-Bien, dejadme comprobar la informacion, por favor. Si lo que decis es cierto tendria que estar apuntado por aqui.-Dijo mientras rebuscaba en un libro de tapas rojas y marrones. Tras un largo silencio, la mujer volvio a dirigirse al paladin.-Señor...
-Domoe.
-Señor Domoe, parece que hay algo incorrecto.¿Hace cuanto que os destinaron al regimiento del rey?.-El joven miro a sus camaradas. Ghar hizo un gesto con la mano.
-Unos dos meses. Cumplimos nuestra primera mision hace menos de una semana.-La joven volvio a mirar el libro.
-Lo siento, pero segun la informacion que tenemos actualizada desde hace cinco dias, solo se asignaron quince escuadras a las tropas de Kelassen.
-¿Quince?-Pregunto extrañado Ghar.
-Eso es imposible, yo mismo vi como mi anterior sargento enviaba la paloma que...
-No hay ningun archivo. Ademas, tu nombre no figura en ninguna lista. Si que es cierto que ingresaste en la orden, pero la ultima vez que actuaste fue hace mas de medio año.
"¿Medio año?Ah, si, la plaga de piratas..."-Penso el chico confundido.
-Bueno, en ese caso, ¿Al menos podremos utilizar las dependencias de la ordena para descansar?
-Lo siento, pero si no se me ha informado de vuestra llegada o no estais de servicio no puedo dejaros pasar.
-¡Maldita sea!-Rugio Swek.-¡Somos paladines y estoy manchado de sangre enana!¡Gracias a nosotros el rey descansa esta noche caliente en su tienda, asi que...
-Swek, basta.-Ordeno el sargento.-Volveremos a Thais y solucionaremos el problema. Gracias, señorita.
-Legola, mi nombre es Legola.-Respondio en un tono orgulloso.
-Bien, hasta mas ver.-Respondio el capitan. Cuando este estaba saliendo, Ghar se acerco a la mujer.
-Hola, que te parece si cuando termines el trabajo vamos a...-Una saeta impacto muy cerca de su bota. El paladin entendiendo el mensaje del sargento, se despidio y siguio a los dos hombres.
-Domoe,¿Que hacemos ahora?No tenemos ni dinero, ni...
-¿Que no tienes dinero?Me debes cincuenta piezas de oro.-Recordo Ghar.
-Da igual. Cazaremos algo por ahi y nos lo comeremos. Swek, tu intenta pescar algo. Al amanecer nos dirigiremos hacia Kazordoon. Espero que Kelassen halla tomado el lugar.
-Pero,¿Que es eso de que esta mision no esta registrada?-Pregunto uno.
-Ni lo se, ni me importa ahora mismo.-Mintio Domoe. Si que le importaba, pero seria mucho peor si le daba importancia al asunto.-Venga, buscad algo de comer. Nos encontraremos a las afueras cuando tengamos como para dos dias. Dudo que en el cuartel nos den municion, asi que buscaos la vida.-Pronuncio estas palabras con un tono amargo en la voz. Estaba cansado e inquieto por la situacion en la que se encontraba.-Supongo que eso da igual ahora.
-¿Dices algo?
-Olvidalo.

Capitulo VI

Domoe desperto cuando un gallo inicio su canto diario. Rasco sus ojos legañosos y por un momento se pregunto donde estaba. Cuando recordo todo lo acontecido lanoche anterior, se levanto e inicio la marcha hacia la lejana montaña que se veia al norte.
A los paladines no se les exigia que marchasen en formacion como a la mayoria de las tropas del ejercito. Con un paladin bastaba si se encontraba en el sitio justo en el momento oportuno.

Cuando llego al puente que separaba las llanuras de una enorme montaña, vio que los demas le esperaban alli. Ese era el sitio donde habian concertado la reunion previa al asalto de la ciudad enana. Los tres le miraban con cara rara. Les saludo con un gesto de cabeza y se apoyo en una estatua de un enano. Ironicamente, la estatua era varias veces mas alta que el.
Seguian observandole, y Domoe no entendia por que. Tenian que esperar al sargento de la escuadra, como siempre.
-Domoe...-Empezo uno.-¿Donde has pasado la noche?
-Pues-el paladin se rasco la nuca. No queria tener que explicarlo todo, asi que abrevio.-Sali a dar una vuelta, y me encontre con unos tipos que me atacaron. Mate a unos cuantos y eche a correr.¿No lo visteis?-Ghar, quien habia iniciado la pregunta se paso una mano por la frente, aliviado, y miro a uno de sus compañeros.
-¡Lo sabia!¿Veis como no encontro a una damisela en apuros?-Rio todo lo fuerte que pudo.-Me debeis cincuenta piezas de oro cada uno-Dijo señalandoles.
-Ghar,¿Y el sargeto?-Quiso saber Domoe.
-Muerto.-Se encogio de hombros.-Fue encontrado con una tunica negra. Al parecer le clavaron algo en el cuello y despues en el riñon.-Domoe empezo a sudar. Aquello no era bueno.-Cuando Swek le vio, dos inquisidores se estaban llevando el cuerpo.-El miembro de la escuadra que le debia dinero asintio.
-Si, algo muy raro. Les pregunte y me dijeron que no me metiese. Si la inquisicion anda de por medio, tiene que ser algo gordo.
-Al parecer-Comenzo Ghar bajando el tono de voz.-Una pandilla de nigromantes salio ilesa del asalto, y utilizaron varios muertos para intentar hacer un ataque desesperado contra el grupo mas pequeño, nosotros.Pero al parecer, los esclavos de los nigromantes fueron interceptados, y otros tres de sus miembros volvieron a morir. No hay ningun informe oficial sobre el contra-ataque, pero al parecer no fue un soldado.
"Vaya, acabo de cargarme al sargento.-Penso Domoe.-Actuemos con naturalidad..."
-Bueno, y si el sargento esta muerto,¿Que haremos?Si no me equivoco, necesitamos a un minimo de cinco hombres para esta operacion.
-Si, un emisario de los paladines deberia llegar en breve-Asintio Ghar como si el no fuese uno de ellos.-El nos ayudara a terminar, aparte de nombrar a un nuevo sargento.
Domoe asintio, muy preocupado. Aquello no era normal. Lo mas logico era pensar que los propios nigromantes mataron al sargento y despues lo pusieron baja su control. Pero no todo encajaba. Un paladin no se dejaba matar tan facilmente.

Paso un buen rato, y por fin, el emisario de los paladines llego con otro hombre a su espalda.
-¿Sois vosotros la escuadra numero diecisiete?-Todos asintieron sin decir palabra.-Bien, el paladin de mayor rango entre vosotros es...
-Yo.-Afirmo Domoe.
-Bien, sustituiras al sargento y cumpliras sus funciones hasta que se os asigne otro. El quinto hombre que necesitais es este.-Domoe ya conocia al tipo de vista. Era alto y de constitucion fuerte. No le pegaba ser un aquero.-Supongo que sabeis todo lo necesario para ser utiles hoy, ¿Verdad?
-Tenemos todos los datos necesarios y posiciones a tomar.-Respondio el sargento de la escuadra.-Ademas de tener claros nuestros objetivos.
-Bien, en ese caso, toma esto-Ordeno entregandole un pergamino enrollado a Domoe.
El chico lo abrio e inspecciono.
-Pero esto...-Titubeo el paladin.
-Soy un mensajero. Esas son vuestras ordenes.-Y se marcho sin decir nada mas.
-Bueno, esto cambia bastante las cosas chicos. Hoy la cosa sera distinta a otros dias.
-Entonces que se ocupen los que son distintos a nosotros.-Respondio Swek.
-Al parecer andamos escasos de personal y...Bueno, no tengo que daros explicaciones-Un lider tenia que saber imponerse.-¿Conoceis el terreno?-Todos menos el nuevo asintieron. Domoe se llevo una mano a la cara.-Bien, son dos montañas separadas entre si por no mas de dos metros. No se como, pero los enanos consiguieron aplanar la cima, creando una llanura de roca ahi arriba-Explico señalando a la cima de la montaña.-El paso que separa las dos montañas es tan estrecho como para que solo pueda pasar un hombre normal, o varios en fila, asi que nuestro rey Kelassen va a tener problemas con la caballeria. Este paso, une la llanura sur con la llanura norte. Mas o menos por la mitad, se encuentra la entrada a la fortaleza enana de Kazoordon.-El tipo parecia no haber entendido nada.-Tu...-Dijo señalando al paladin desconocido.
-Vasen. Me llamo Vasen.
-Bien, Vasen y Olz-Apunto con la cabeza hacia el tercer miembro de la escuadra que debia dinero a Ghar.-Entrareis en la ciudad y tomareis posiciones en un lugar elevado y discreto cerca de la entrada. No dejareis que nadie entre o salga desde que dos soldados de Kelassen os hagan una señal.
-¿Cuando nos retiraremos?-Pregunto Vasen.
-Os lo dire yo. Disparare una saeta con una tela roja hacia vuestra posicion. Si no hago la correspondiente señal tal y como he dicho, me tratareis como a los demas y no dudareis.
-Tranquilo.-Respondio el sombrio Olz-Siempre te he tenido ganas.
-De acuerdo, los demas vendreis conmigo a lo alto de la montaña. Desplegaos ya.
Los paladines siguieron la orden y se dirigieron a las posiciones en las que habian sido encomendadas.


En lo alto de la montaña el viento soplaba de una forma terrible. Domoe apenas podia dar ordenes sin que se le escuchara adecuadamente.
-¡Ghar, ponte detras de esa roca y cubre el puente!¡Swek, tu vete al lado opuesto y cubre la ladera norte!¡Si alguien intenta pasar, lo matareis!-Aunque con ese viento acertar en el blanco seria cosa de los dioses.
Aun asi, todos siguieron las instrucciones, y se posicionaron con las armas preparadas.

-Eh,-Dijo Vasen con una voz un tanto estupida.-¿Cuanto llevas en la orden?
-Dos años.-Respondio Olz con su tono sombrio tan caracteristico.
-Eso esta muy bien. Yo una vez...
-¡Cuidado!-Dijo Olz señalando en la direccion contraria hacia la que miraba su compañero. Este se dio la vuelta, momento que Olz aprovecho para pegarle un codazo en la nuca.-Callate ya.
Cargo con el individuo una cabeza mas alto que el y con todo su equipo y bajo las escaleras que le llevarian a la ciudad. Su anterior sargento tenia razon, aquello estaba demasiado oscuro. Pero a el le gustaba. La oscuridad daba muchos lugares donde ocultarse.
-Vamos campeon.-Dijo cuando vio que Vasen habia recuperado el sentido.-Va a ser un dia muy divertido.


Horas despues, al fin alguien paso por el puente que Domoe y Ghar custodiaban. Un joven, posiblemente de unos diecisiete años, que acompañaba a una chica, con un brazo vendado y entablillado, seguramente mas joven que el. Parecia que querian ir por el estrecho paso que habia entre las dos montañas. Lastima que hubiesen elegido ese dia. Domoe apunto a la cabeza del muchacho. El se ocupaba de los objetivos a la derecha y Ghar de los de la izquierda.
-¡Espera!-Aviso su compañero. Sin dejar de apuntar le escucho.-¡Conozco a esa chica, es una prima mia!
-¿Y tienes reparos en matarla?-Pregunto Domoe.
-¡No, pero no es un objetivo hostil!¡Seguramente querra ir a Carlin!-El viento les obligaba a gritar.
-¡Vamos, Ghar!, ¿Donde a quedado tu profesionalidad?¡Nuestras ordenes incluyen civiles!
-¡Maldita sea, Domoe, haz lo que quieras!-Este se lo penso un momento.
-¿Y el joven?-Pregunto a gritos.
-¡Ni idea, seguramente sera algun familiar!-Los dos chicos ya habian llegado al puente.
En ese instante, tres enanos salieron de entre la maleza. Llevaban hachas y vestian armaduras de un color morado.
-¿Una emboscada?-Dijo Domoe para si.
-¡Mierda Domoe!¡¿Que hacemos?!
-¡Los enanos primero!-Estos ya habian llegado hasta los civiles. El joven intentaba proteger a su acompañante, pero un enano lo agarro por el cuello. Otro derribo a la chica.
Ghar y Domoe dispararon, pero el viento desvio los proyectiles.
-¡Maldita sea!-Maldijo Ghar mientras volvia a tensar el arco. Domoe ya apuntaba con la ballesta.
Los proyectiles se desviaron de nuevo, pero esta vez impactaron contra el puente. Los enanos vieron a los paladines y se pusieron a cubierto tras las estatuas.
-¡Con este viento no podemos darles!-Afirmo Domoe.
Entonces un enano salio de su escondrijo para hacerse con la mujer, pero una flecha impacto en su cabeza. Ni Ghar ni Domoe habian disparado.
Volvieron la cabeza y vieron a Swek preparando una segunda flecha.
-Sargento, es usted un inutil.-Dijo con un sonrisa de oreja a oreja, sin dejar de apuntar hacia el puente. El viento se llevo sus tenues palabras, pero ambos le escucharon perfectamente.
-¡Ya hablaremos luego!
Swek venia de las tierras del norte. Se habia criado en una tribu de barbaros, y al parecer estaba mas que acostumbrado a disparar entormentas de nieve. Asi que aquello era un juego para el.
-¡Ghar, cubre este lado con Swek, yo ire detras!¡Cuando termineis con los enanos, dejad pasar a los civiles!-Ambos asintieron al unisono y Domoe se dirigio hacia la cara norte de la montaña.
Apoyado en una roca, apunto hacia abajo. Al norte podia ver la montaña roja, infestada de goblins, y al noroeste se divisaba el humo procedente de las casas de Carlin. En esa parte de la montaña el viento soplaba con menos fuerza, y las saetas se desviaban muchisimo mas que las flechas con las que se armaban Swet y Ghar. Un enano intento entrar en el paso entre las montañas, pero Domoe le disparo, impactando entre las placas de la armadura. Cargo, y descubrio que otros dos enanos intentaban pasar. Apunto hacia uno y disparo, dandole en la pierna. No era normal que los enanos estuviesen en aquella zona. Cuando volvio a tener lista su arma, disparo al otro. Un buen tiro en la cabeza termino con su objetivo.
Entonces se dio cuenta. No eran los primeros enanos que intentaban entrar. Eran los ultimos.
El tiempo que Swet se habia retirado de aquella zona habia sido aprovechado por varios centenares de guerreros para entrar en la ciudad sin llamar la atencion. Domoe observo el hueco que habia entre las dos montañas y vio como las pequeñas criaturas mas rezagadas entraban en la fortaleza.
-Ahi va eso, Olz.-Murmuro el paladin mientras disparaba al cuello de un blanco casi perfecto.

-¡Vamos, Swek!-Grtio Ghar. Al menos dos docenas de enanos estaban escalando hacia su posicion.
-¡Nuestro sitio es este!-Grito a la vez que apuntaba a otro enano y lo ensartaba con una flecha.-¡Si nos retiramos, estamos muertos, asi que deja de lamentarte y dispara!-Ghar acato la orden, pues no se atrevia a llevarle la contraria.
Acerto en un par de enanos, pero cuando llevo su mano al carcaj para atravesar al tercero, vio que estaba vacio.
-¡Sin municion!-Comunico mientras se ponia a cubierto. Los enanos mas avanzados llegaron a la plana cumbre de la montaña.
Ghar corrio hacia su compañero y cogio un par de flechas de su reserva. Entonces, un enano le pego por detras con la parte roma de su hacha. Era tan pequeño que ni se habia fijado en que ya le habia alcanzado. Este, despues de dejar sin sentido a el hombre, recibio una patada de Swek, quien arrojo el arco a un lado y saco dos pequeñas dagas de su cinturon.
-¡Venga, quien quiere un poco!-Rugio al viento.
-¡Hail durin!-Le respondio otra criatura en su lengua. Esta vestia una armadura dorada y portaba una maza y un escudo. Parecia mas viejo que los demas.
-Tu seras el primero.-Dijo el barbaro señalandole con una daga.
Corrio hacia el pequeño soldado, que recibio una lluvia de estocadas, las cuales detuvo con su escudo y en parte con su arma. En un momento en el que Swek bajo la guardia, el enano le propino un golpe en la cadera que le rompio varios huesos. El paladin, sin darse por vencido, arrojo una daga directamente hacia el hueco que dejaba en la cara el casco. Esta impacto con tanta fuerza que se quedo clavada en el ojo.
-Ja.-Dijo airoso con una mano en la herida, como si matar al lider fuese el final del problema.
Entonces se echo a Ghar en el hombro y fue hacia Domoe.


Olz esperaba sentado en las sombras con su ballesta en la mano. Estaba incomodo alli arriba, hacia demasiado calor por los rios de lava que corrian por la zona, y encima no tenia nada que matar. La situacion le superaba.
Se encontraba subido a un pilar derruido por la parte de arriba, a unos veinte metros del suelo. La zona era perfecta, pues apenas se le veia, y tenia espacio de sobra como para tumbarse si necesitaba disparar. Observo a Vasen a unos metros, jugueteando con la punta de una flecha.
Este se encontraba en un saliente de la roca en la que estaba tallada la pared.
Aquel tipo era idiota. Olz no lo soportaba, pero sabia que si estaba alli era por algo. No cualquiera se unia a los paladines.
Se pregunto porque habrian visto que podia ser uno de ellos.
Justo en ese momento, una horda de enanos salio de la oscuridad del porton principal y mato a los guardias de Kelassen. Olz no tuvo tiempo de impedirlo.
Lo que acaba de suceder era imposible. ¿Como no les habia oido?No podia ser cierto.
Disparo ya por segunda ver con su ballesta hacia el grupo de guerreros, casi seguro de que mataria a alguno sin apuntar. En ese instante se dio cuenta de por que Vasen estaba alli. No disparaba flecha a flecha como un paladin normal. Con sus enormes manos, tensaba hasta cuatro flechas en un arco que tenia una cuerda tan ancha como los dedos de Olz, y disparaba hacia el enemigo con una fuerza impresionante, atravesando a varios de ellos con cada uno de los proyectiles.
-Bien.-Musito Olz.-Esto sera divertido.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Capitulo V

Domoe avanzo sigiloso entre los arboles, preparandose para tomar posiciones junto a sus compañeros.

La marcha desde Thais habia agotado al chico.Caminaron durante horas desde la capital, sin ningun tipo de transporte, hasta que llegaron a un desierto, en el que unos leones atacaron a su regimiento y mataron a cinco de los soldados que se ubicaban en las primeras filas.
Despues, pasaron varios dias alli, esperando a las tropas que debian llegar del norte de Tibia.
Por suerte, cerca del desierto habia un rio que sirvio para llenar sus reservas de agua.
Al parecer, sus ordenes eran tomar la ciudad de Venore por la fuerza. Domoe no lo comprendia, pues aquella ciudad siempre habia sido una colonia de Thais, que no habia patrocinado intentos de revelacion o reclamaciones de independencia.
En el fondo a Domoe le importaba mas bien poco, pues el solo necesitaba la emocion de disparar.
El joven se habia criado entre los soldados de palacio, y la primera vez que utilizo una ballesta era un niño de tan solo diez años. No destaco especialmente en esta disciplina, pero parecio que le gustaba.
Con un enorme esfuerzo y tras años de sacrificio, consiguio ganarse un puesto en la orden de los paladines, una organizacion de elite cuyo objetivo era mandar exploradores o arqueros a la guerra.
Cuando tenia diecinueve años decidio que dedicaria su vida por completo al uso de la ballesta. Era un arma que le fascinaba. Poseia la potencia del arco, pero alcanzaba una velocidad y precision increibles.

Se tumbo en el suelo entre unos arbustos y preparo su arma. Cuando tenso los mecanismos que harian que esta disparase, la cargo con una saeta cuya punta relucia con los rallos del sol. Hizo un pequeño corte en su pulgar e impregno el proyectil con su sangre. Para los trabajos especiales le gustaba seguir un cierto protocolo.
Ahora mismo, su objetivo y el de sus camaradas era mantener aquella posicion en un pantano, y esperar a que los guardias de la puerta delantera procediesen con el cambio de turno. Cuando esto ocurriese, debian de ser lo suficientemente buenos como para matar a cada uno de un solo disparo. Si advertian su presencia la guerra podria complicarse mucho. Una vez los cuerpos estuviesen en el suelo, llevarselos de alli y arrojarlos a las cienagas. No parecia un trabajo altamente arriesgado, pero la presion del momento era impresionante.
Domoe sintio escalofrios. Su corta melenta rizada se erizo por las puntas, pero el hombre recupero la compostura. No podia fallar. Si lo hacia firmaria su sentencia de muerte. Era mil veces mejor huir y arriesgarse a que lo capturaran por rehusar del ejercito que no acertar al blanco.
-Bien, todo ha quedado claro,¿verdad?-Pregunto el sargento de la escuadra de tiradores. Domoe asintio levemente. Desde alli podia ver a la primera de sus presas. El hombre que tenia junto a el se encargaria de la otra.
Entonces esperaron. Un paladin debia aprender a esperar el momento adecuado.

Kelassen Di`ba Nubia se encontraba solo en su tienda personal. Aquella campaña seria muy dura. Reviso una vez mas los mapas. Ignoraba el por que la inquisicion le habia pedido que derrocase una de sus propias ciudades. No lo podia entender.
-Si ya es nuestra.¿Que pueden querer de ella?-Musito en la oscuridad que solo iluminaba una vela. En ese momento un soldado entro en su tienda y comenzo con el saludo propio del ejercito.-Informa.-Ordeno su señor.
-Acabamos de recibir el informe de los paladines.-Dijo lleno de orgullo.-Ya se han retirado y la puerta principal esta despejada y lista para ser atacada.
-Mandad a las tropas de infanteria y refuerzalas con apoyo por los flancos. Tenemos que tomar la ciudad lo antes posible. E intenta que tus hombres no quemen ni destrocen nada. Si los civiles oponen resistencia, acabar con ellos, pero evitad los disturbios. Retirare.-El hombre saludo y salio de la estancia.
Kelassen nego con la cabeza y siguio observando los mapas. La inquisicion...Decian ser un organismo que nacio junto a Tibia. El mundo no conocia un tiempo en el que los inqusidores no merodearan por las calles e interrogasen a quien consideraban hereje. Cuanto Tibianus I acepto la magia y hechiceria como una disciplina mas, los altos inquisidores tuvieron serios problemas con el, hasta se llego a decir que intentaron matarlo en mas de una ocasion.

Domoe termino con la ultima pieza de carne que habian asado al fuego esa noche. Los cinco paladines de rango raso charlaban animadamente junto a una hoguera, mientras su sargento los miraba como quien cuida a unos niños.
-¡Y entonces le cruce la cabeza de lado a lado con una flecha!-Apunto uno terminando su historia. Los demas rieron como si causar la muerte de alguien pudiese ser algo que se debia celebrar.
-No es para tanto.-Comento otro.-Mi primer disparo fue contra un druida. Contra una banda de druidas. Hombres y mujeres, salvajes que bailaban desnudos en torno a un fuego-Evidentemente aquello era mentira.-y que cantaban para invocar a las fuerzas de la naturaleza. Cuando el chaman que los lideraba estaba a punto de cometer el sacrificio correspondiente, todos disparamos al unisono. Lanzamos al menos diez, no, quince flechas, cada una contra el corazon de su objetivo. Fue un dia glorioso.-Cuando termino de fanfarronear se dedico a roer un hueso. El hambre en el ejercito era terrible.
-Mi primera ejecucion fue...-Empezo Domoe.-Si, a una mujer. Una a la que la habian declarado bruja, cuando tuve que atacar se encontraba en lo alto de una torre preparandose para carbonizarnos con su magia negra. Fue terrible, mato al sargento de mi escuadra y a otros dos. Me vi obligado a disparar casi a ciegas, pues el que lo habria tenido que hacer volo en mil pedazos.-A Domoe no le gustaba la magia ni nada que tuviera que ver con ello. Los magos eran individuos raros, que vivian entre libros y parecian estar locos. Y por lo que el sabia, los druidas eran unos salvajes que se dedicaban a bailar y cantar en medio del bosque. Preferia la estricta disciplina del ejercito. Ademas, los paladines eran mas respetados que los demas, pues nunca sabias cuando te estaban apuntando desde lo alto de algun edificio. La gente preferia evitarlos, pero los que conocian la orden sabian que no eran unos oscuros asesinos. Simplemente eran unos asesinos, como todos los demas.-La magia no me gusta.-Añadio.-Realmente a ningun paladin le gustaba. "Tu, tu arco y tus flechas, no debes confiar en nada mas" le habia dicho su mentor.
-La magia es poderosa.-Comento uno.-Y facil de usar. Mas de una vez yo mismo...-Entonces una saeta impacto contra su sien, atravesandola y quedandose dentro de ella.
Todos giraron la cabeza hacia la direccion en la que habia venido el proyectil. El sargento los miro con aire de superioridad.
-Cualquier persona que no sea un mago reconocido tiene prohibido usarla.-Afirmo.
-¡Pero no sabemos si el...!-Empezo Domoe con los ojos ligeramente empañados en lagrimas. Balgun era un buen compañero, y un excelente tirador.
-Si. Si que lo habia hecho.-No era una suposicion. El sargento sabia que habia usado algun poder de otro plano.-Ahora ireis todos a dormir.-Tampoco se trataba de una prediccion o una sugerencia. Era una orden.-Mañana debemos tomar posiciones dentro de esa maldita cueva enana. Y os aseguro que esta mas oscuro que el culo de una rata.
-Si, señor.-Afirmaron los cuatro al unisono.
-Bien, largo. Yo montare guardia esta noche.-Dijo mientras cargaba la ballesta.

Cuando llegaron a las tiendas, vieron la mochila de Balgun. Todos se miraron entre ellos. Domoe la abrio e inspecciono.
-Domoe, no esta bien que toques las cosas de los muertos.
-Tampoco esta bien que la gente mate a otra por meras suposiciones.-"Ademas, nada esta bien o esta mal. No hay buenos ni malos, aliados ni enemigos. Todo depende en el bando en el que te encuentres" penso para si mismo. No consideraba que el sargento hubiese hecho mal matando al paladin. Este habria incitado a los demas a usar algun poder prohibido, y eso no habria sido nada bueno.-Ademas, ¿Que puede pasar?¿Que el muerto se levante y venga a por mi?Pamplinas. Hay que tener miedo de los vivos, no de los muertos.-Añadio.
Cuando termino el registro no encontro nada en especial, solo las ropas de repuesto y alguna flechas adicionales.

Los cuatro hombres durmieron fatal, mientras la ciudad era masacrada. Al parecer los civiles mostraban resistencia, pues entre los continuos gritos que se escuchaban en la lejania no solo se advertian los de los soldados dando ordenes, pues estos eran acompañados de niños y mujeres, intentando huir, o de hombres suplicando por su vida.

Kelassen no dormia. Supervisaba todo desde la retaguardia. Para dar moral a las tropas, habia decidido entrar cuando el combate se habia puesto mas interesante. Se encontraba rodeado por su escolta personal, que mataba a todo el que se pusiese en su camino.
El rey vestia una armadura completamente dorada, desde el casco hasta las botas, y portaba un martillo que parecia no poder sujetar. Por eso, habria sido tarea de niños matarlo en un duelo, pero cuando lo acompañaban seis guerreros de elite las cosas se complicaban.
-¡Guerreros de Thais, no desistais! ¡Venceremos al hereje y mataremos al impuro!¡Esta ciudad es nuestra!-Se sintio como un completo idiota pronunciando aquellas palabras. Venore era un punto muy importante del reino Tibiano, pues lo defendia de la inminente invasion de los elfos rebeldes que se acumulaba al sur. Por suerte, no todas las hermosas y ancianas criaturas unian sus fuerzas. Si esto llegase a pasar, el mundo se sumiria en una serie de terribles guerras. Pirmero, acabarian con todos los hombres, luego matarian a los orcos, y cuando no tuviesen nada que incendiar, se matarian entre ellos. Los guerreros de una raza que vivian miles de años eran una buena muestra de ello. Un elfo percibia el tiempo igual que los humanos, por eso la mayoria se aburrian, y se dedicaban a la magia, o se especializaban en el uso de algun arma, teniendo tiempo suficiente como para formar un ejercito de especialistas.
Kelassen vio como algunas casas ardian a su alrededor. Inutiles...El proximo dia mandaria ejecutar a algunos para sembrar el panico. Lo haria en secreto, confiandole la tarea a los paladines, y la inquisicion de encargaria del resto.
Ese era otra de las cosas que mas preocupaban al joven rey. Doce monjes guerreros miembros de la inquisicion y un juez le acompañarian todo el viaje. Jolius no queria quitarle el ojo de encima.
Y hacia bien. Kelassen tenia sus propios planes para Tibia.

Domoe se incorporo sobresaltado. No habia soñado nada, pero habia sentido algo que le habia hecho despertar. Una vibracion en el aire y en el suelo...Sus compañeros dormian junto a el.
Se puso una camisa de tela y salio a la oscuridad de la noche. Una pequeña hoguera ardia a lo lejos, ya en ascuas. Pero no diviso la imponente figura que debia de pertenecer a su sargento.
Extrañado, se termino de vestir y preparo su ballesta. Nunca se sabe cuando puede hacer falta.
Sujetandola con una mano, recorrio la escasa distancia que separaba el fuego del campamento.
Cuando llego, no vio a nadie. Solo el arma del sargento, descargada y una saeta clavada en el suelo.
-¿Sargento?-Pregunto el chico. No obtuvo respuesta.-Bah-dijo mientras se tumbaba en el suelo.-¿Que estara haciendo?¿Matar leones?Tal vez habra ido a por agua.-Los paladines pasaban mucho tiempo solos. Y como una vez le habian dicho a Domoe, tu eres tu mejor amigo.
El chico contemplo las estrellas que cubrian el despejado cielo del desierto. Entonces se paro a pensar. Medito sobre el por que de las cosas.
Nunca se habia preguntado que hacia alli. En ningun momento puso en duda por que obedecer ordenes.¿Y si volvia a la ciudad?Podria ganarse la vida como cazador. Se le daba bien y poseia las cualidades necesarias para acertar a una presa y llevarla entera. Si, quiza abandonase a los paladines. Para su fortuna, todavia tenia amigos en Thais. Estaba el viejo Frodo, le habia enseñado a preparar cerveza con toda clase de plantas, y tambien conocia una banda de mercenarios que le tenian cierto aprecio. Si, a Domoe tambien le gustaria ser un soldado de fortuna, retirarse del ejercito y ganar un buen sueldo, a cambio de hacer trabajos faciles en comparacion a los de un paladin. Oh, y tambien estaba Ulzin. Si, Ulzin...Su corazon se llenaba de nostalgia cuando la recordaba.

Habian pasado toda la vida juntos, desde que tenian menos de cinco años. Pero cuando Domoe ingreso en los paladines...Tuvo que dejarlo todo. La emocion que el hombre sentia cuando acertaba en el blanco era incomparable. Lo necesitaba. Sentia su ballesta, era como parte de su cuerpo. Siempre la llevaba consigo, pues los paladines tenian el derecho a portar al menos un arma.
-Tengo veinticinco años.-Dijo para si mismo.-Soy un paladin desde hace cinco. Creo que es hora de darle un giro a mi vida. Buscar algo mas dificil. Estoy harto de matar por matar, ahora quiero hacer algo...importante.-Cuando escucho el primer susurro de la arena detras suya, se dio cuenta de que no hablaba solo. Con un rapido giro, apunto la ballesta hacia el hombre que se intento abalanzar sobre el y disparo. El proyectil atraveso la pierna de su blanco, que comenzo a sangrar.
Este vestia unas ropas completamente negras, y portaba una daga en una de sus manos. Cuando el disparo impacto en su cuerpo, callo arrodillado ante Domoe. Este respondio propinandole un puntapie en la cabeza, dejandolo tirado en el suelo.
-Que demonios...-Varias sombras salieron de la oscuridad de las dunas. El joven conto lo mas rapido que pudo. Once. Antes de matar al segundo estaria muerto.-Mierda.
Preparo su arma tan rapido como sus manos le permitieron y volvio a disparar. Los paladines eran hombres entrenados en circunstancias de una presion extrema. Para uno de estos guerreros, verse rodeado de enemigos era un dia mas en la oficina. Domoe rebosaba tranquilidad, y su corazon no latia excesivamente rapido, pues ya estaba acostumbrado a mantener la adrenalina en reserva para cuando la necesitase de verdad. Ademas, si su pulso se acelaraba, no tendria forma de apuntar en condiciones.
Su objetivo recibio un muy preciso golpe en el cuello y se desplomo. Habia dejado un hueco entre el circulo de figuras que se acercaban a el.
Extrañamente, lo hacian de forma tranquila, parecian no tener prisa y carecer el miedo a la muerte. Preferian acercarse despacio pero impasibles.
El paladin corrio hacia la posicion libre que habia dejado el muerto y pudo ver como todos se dirigian hacia el. No podia recargar el arma sin que uno le tocase. Asi que decidio echarse la ballesta a la espalda y saco dos saetas con la punta tallada en acero.
-Matemos a un par de estos cabrones.-Dijo entre dientes.
El primero que llego intento agarrarlo con unos movimientos extremadamente mansos, faciles de esquivar para alguien que se pasaba el dia entre arbustos. El chico le clavo una saeta en el cuello para despues atravesar su riñon con la otra. Las saco del cuerpo que se derribo ante el y advirtio que los demas aun tardarian en llegar. Asi que, sin pensarselo dos veces, salio corriendo.
Ahora era el momento de ponerse nervioso. La adrenalina hizo sus efectos, proporcionandole una velocidad y resistencia propias de quien no quiere morir. Alzanzo el limite del desierto en cuestion de minutos avanzando lo mas rapido que pudo. Cuando llego al camino que llevaba a Thais se paro y se sento en el suelo. Antes de nada, cargo el arma y la volvio a dejar colgando a su espalda mediante una correa de cuero.
-Muy divertido.-Y se quedo dormido en medio de la tierra limpia de hierba que formaba el camino. Aun podria aprovechar un par de horas antes de la salida del sol...

lunes, 9 de agosto de 2010

Capitulo IV

Kelassen Di`ba Nubia bajo las escaleras hacia el patio de armas, un lugar enorme, habitualmente ocupado por todo tipo de soldados entrenando. Una tarima habia sido instalada en la parte mas despejada del lugar, el rey habia convocado allia todas sus tropas y a su corte entera. Respaldado por dos inquisidores, Kelassen subio a la tarima. Aquel movimiento habia sido efectuado en un silencio tal que nadie habia advertido su presencia todavia.
En el patio habia varios miles de personas, todos trabajadores del castillo. Un alboroto general reinaba en el lugar, puesto que nadie sabia para que habia sido llamado.
Kelassen los observo detenidamente y se sintio poderoso. Todas aquellas personas respondian a sus ordenes de forma directa, era increible. Y solo por nacer entre las piernas adecuadas.
Alguien advirtio la presencia de su señor, y tan rapido como fue posible el silencio se adueño del recinto. Kelassen hablo.
-Algunos os preguntareis por que estais aqui reunidos.-Empezo a pasear de un lado al otro de la tarima-Como sabeis desde hace tres semanas los miembros del santo oficio ya no dominan estas tierras. Cuando fui coronado, asumi el control sobre todo lo que herede de mi padre, incluido vosotros.-La gente empezo a murmurar de nuevo, pero el silencio del joven rey los hizo callar.-Mi padre no participo en ninguna guerra. Su padre, en cambio, se dedico a defender lo que otros habian tomado para el, como fue su progenitor, quien unifico todas las tierras que hoy en dia conocemos. Pero los tiempos han cambiado. Ahora no se lucha con otro mezquino objetivo que sobrevivir. No se lucha por los ideales que con tanto esfuerzo se intento inculcar hace siglos. Soldados y caballeros como vosotros habeis sido inutiles mientras mi padre gobernaba con su poca ambiciosa vision del mundo. El dia de hoy, eso cambiara. Nos emprenderemos en una cruzada en la que de la que yo mismo sere participe. Se reuniran a todas las tropas disponibles en el desierto del noreste de la ciudad, y desde alli emprenderemos un acatamiento pacifico o agresivo, como nuestros enemigos prefieran-Kelassen se retiro un mechon de cabello de la frente en pose desafiante.-¡Hoy sera el dia en el que nos sentiremos orgullosos de lo que somos, y para lo que hemos sido preparados!¡Recordad este momento, subditos, pues llevaremos la guerra alli a donde sea necesario, y formaremos un imperio en el que nunca se pondra el sol!¡Nuestros barcos zarparan a los lugares mas reconditos de la tierra y pelearemos por el honor y la gloria que mi padre nos arrebato!¡La muerte no sera un impedimento, y aceptaremos con orgullo la merecida recompensa que nos sera entregada!-El joven habia conseguido despertar a los guerreros alli reunidos. No habia ni uno solo de ellos que no estuviese emocionado, o que no desease comenzar a entrenar para cubrirse de gloria.
Entonces alguien entre la multitud grito.
-¡¡Viva el rey Kelassen Di`ba nubia!!-La multitud lo aclamo con vitores, silbidos y aplausos.
Despues se retiro con los dos inquisidores que le seguian.
La multitud alli reunida comenzo a hablar entre ella. En general, todos estaban contentos y deseosos de emprender aquel viaje. Excepto una persona, cuya preocupacion se hacia notar en su rostro. Pero era una entre tantos miles.
Lara se abrio paso como pudo entre la multitud y salio del patio por la puerta del servicio.


El futuro emperador de Tibia se adentro en el salon del trono seguido de Jolius.
-Ya he cumplido con mi parte,-Advirtio el joven mientras se sentaba-Ahora hacer lo propio.
-Lo haremos, señor, tengalo por seguro.-Prometio el inquisidor con un tono sombrio.
-Espero que asi sea. Ahora, retirate.
Cuando se cerro la puerta tras el hombre Kelassen se atrevio a pensar. Nunca estaba comodo delante de los inquisidores. Parecia que desde el interior de sus capuchas podian ver el interior de tu alma. "Esto me supera" penso. Habia necesitado una excusa para desalojar el lugar y enviar a sus tropas a un suicidio seguro. Esperaba que mereciese la pena.
"Supongo que esto es ser un rey."


Bozo dormia tranquilo en su silla. El chirriar de las bisagras de la puerta le advirtio de que alguien entraba. Como siempre, se dispuso a representar su comico numero saltando sopre los reposabrazos, pero una mano lo atrapo por un brazo antes de que pudiera moverse. El bufon se quedo paralizado cuando vio dos figuras vestidas con tunicas negras, totalmente lisas, sin ningun tipo de insignia o heraldica que los identificase.
-Vas a morir.-Advirtio uno. Bozo se relajo. Aquello era otra cosa.
-¿Para eso me despertais?Aficionados...Podriais haberme roto el cuello mientras dormia.-El hombre que parecia mas joven miro al otro. Este no se movio.
-El fuego te purificara.
-Entonces tendra mucho trabajo.
-¡¿Osas burlarte del poder de la inquisicion?!-El joven habia sido el que habia pronunciado esas palabras. El otro le miro e hizo un gesto negativo con la cabeza. Entonces el que habia pronunciado las ultimas palabras se arrodillo ante su compañero.-No...¡No lo ha oido nadie!¡Mataremos al bufon y ya esta!
-No. No sera asi.-Aprovechando que el hombre estaba arrodillado le rodeo la cabeza con sus enormes manos. El otro ya se habia rendido. Bozo, que habia estado presente en cientos de ejecuciones, ya se habia descolgado por la ventana e intentaba alcanzar la del piso de abajo.
-Morir debes-Dijo la imponente figura que se encontraba ante el hombre arrodillado.
-Lo entiendo-Entonces las manos de su captor giraron acompañadas de un chasquido producido por los huesos del castigado.
- Deshaceros del cuerpo.-Otras dos figuras vestidas igual que el entraron en la sala y recogieron el cadaver, para despues arrojarlo por la ventana abierta. El primer hombre que habia entrado en la estancia ya sabia que el bufon no estaba alli.-Buscar a todos los que se encuentren a un radio de cuarenta pasos y matarlos.-Ordeno conteniendo toda la furia que sentia.

Lara se cambiaba de ropa en una dependencia del servicio. Ya era de noche y Merk le habia prometido llevarle a un sitio que le gustaria. Cuando termino de vestirse con su ropa habitual, camino hacia la ventana del cuartillo. La abrio y miro al vacio. Era una altura considerable...Esperaba no tener que verse forzada a tener que bajar por alli nunca para ver a su amado.
Se dio la vuelta y se dirigio a la salida del cuarto, cuando una mano le tapo la boca por detras.
Estaba sudorosa y llena de arrugas. La chica se removio, pataleo, e intento golpear al hombre que la sujetaba, pero este en un fugaz movimiento le hizo dar la vuelta sobre si misma para que pudiese mirarle a los ojos.
Era Bozo, el bufon del rey. Lara poco sabia de aquel enigmatico personaje, solo que habia vivido tanto como para ver a Tibianus II...Era una leyenda viva. Una leyenda muy elastica.
-¡Ven!-Susurro sobresaltado el payaso.
-¿Que haces?¡Sueltame!-La chica se volvio a revolver en las manos que la capturaban.
-¡Idiota!Obedece a tus superiores¿Entiendes?-Lara comprendio que era algo serio.
Sin mediar palabra, el payaso volvio a la ventana. Se deslizo por ella hacia arriba. Lara se quedo donde estaba. Pasados unos segundos el arlequin asomo la cabeza boca abajo por la parte superior de la ventana.
-¿A que esperas?¡Vamos!-Y su cabeza desaparecio nuevamente por la ventana. Cuando la dama se acerco a la salida que daba exterior, miro en la direccion por la que se habia ido el payaso. Estaba entrando por la ventana que quedaba encima suya. En ese instante, una figura que doblaba en estatura a la chica irrumpio en la habitacion destrozando la puerta de una patada. En dos zancadas y sin darle tiempo a reaccionar, llego hasta ella y la agarro por el cuello. Le hizo ver el vacio de la noche que se extendia ante ella. El sadico inquisidor estaba disfrutando con eso. Lara no podia respirar y estaba siendo forzada a mirar hacia abajo.
Entonces, penso...Cuantas cosas no habia hecho todavia...Ya no volveria a ver a su amado. Sus labios nunca mas estarian juntos, no volveria a sentir la calidez de su pecho en las noches frias, no podria volver a reir junto a el...Unas lagrimas de desesperacion brotaron de sus ojos y calleron hacia las baldosas del suelo de un patio interior. El inquisidor apreto todavia mas la garganta de la chica.
-¿Unas ultimas palabras?-Le susurro al oido con una oleada de odio en su voz.
-Merk...-Entonces el hombre que la agarraba la dejo caer. Mientras caia no tenia otra cosa en su mente que a Merk...Merk...Habia sido lo unico que le hacia seguir viva.
Pero eso habia terminado. Todo habia terminado. El reir, el llorar, el besarse, el correr para alcanzarle...Todos estos pensamientos le vinieron a la mente en un instante. Despues, vino la oscuridad.

El impacto le parecio terrible, y no podia ver nada. Asi debia de encontrarse uno cuando moria. Pero habia algo extraño. Sentia dolor. Los huesos le ardian...Y apesar de no poder ver nada, a parte de unas luces centelleantes, lo sintio. No habia muerto. Su corazon todavia latia. Ademas, bajo ella se encontraba un bulto, algo blando con ciertas partes mas duras como...¿Carne?
Lara se encontrba tumbada en un pequeño patio interior, en el que habia una fuente. Todavia sin poder ver, se intento incorporar. Pero cuando recupero parte de la sensibilidad que habia perdido por el tremendo golpe, noto como unos brazos la rodeaban. Palpo a su alrededor. Un cuerpo se encontraba muy cerca de ella, y los brazos que la rodeaban venian de ese cuerpo...Siguio palpando el cuerpo, y llego a una cara, amorfa y llenga de hendiduras. Subio por el rostro de aquella persona que parecia estar dormida y en vez del habitual cabello que alli debia encontrarse, encontro un gorro. Varias bolitas de aluminio salian de el. Alguna estaba aplastada, pero las demas producian un alegre tintineo.
Fue en ese momento cuanda lara comenzo a recuperar la vision. Poco a poco distinguio algo rojo a su lado...Era Bozo.
Justo antes de que Lara fuese arrojada al vacio por el inquisidor, Bozo se habia asomado a la ventana de la sala en la que se encontraba. Penso que seria un egoismo que, el con sus sesenta y tres años de edad, no permitiese que una pobre chica de quince años se salvara de una angustiosa muerte. Asi que se lanzo a por ella y la rodeo, de tal forma que salio ilesa, a pesar de romperse un par de huesos.
Lara volvio a llorar. Pero lloro en silencio. El miedo no le permitia llamar la atencion.
Entonces recordo algo que le habia dicho Merk.
"No importa en que situacion te encuentres, siempre y cuando estes vivo. Si estas vivo, lucha. Lucha para aprovechar tu vida. La muerte llegara tarde o temprano. ¿Y mejor tarde que temprano, no es asi?"
El chico tenia razon. Ella estaba viva. Bozo se habia sacrificado por ella, y aprovecharia la oportunidad que el bufon le habia brindado.
Tan pronto como pudo, se puso en pie. Tenia los huesos del antebrazo izquierdo rotos, aparte de una pequeña brecha en la cabeza de la que manaba sangre de un intenso rojo.
Echo a correr en la noche. Al fin y al cabo, no dejaria plantado a Merk, asi que se dirigio hacia la fachada norte del castillo.

Merk atravesaba las calles de la ciudad tan rapido como podia. Lo cual no era demasiado, pues por alguna orden del rey el ejercito marcharia la siguiente mañana de la ciudad, y los soldados abarrotaban las calles para despedirse de sus familias y correrse una juerga. Tal vez la ultima.
Merk se dirigia hacia el castillo...Habia quedado con Lara bajo su ventana. Tras esquivar una pareja de borrachos, se choco contra un soldado, que lo derribo de un empujon como respuesta. Una bolsa de cuero que el joven llevaba atada al cinturon se desprendio a causa del derribo, se abrio de par en par, y unas monedas de oro se exparcieron por el suelo. El chico se avalanzo sobre ellas, ahuyentando a todos los que intentaban recogerlas...Necesitaba ese dinero para Lara.
Cuando las recogio volvio a correr hacia el castillo. No llegaria a tiempo...

Lara estaba sola. La oscuridad la rodeaba. Su brazo roto le ardia de una forma terrible, y no podia parar de llorar. Observo la luna. Ya casi se reflejaba en el rio. Entonces lloro con mas fuerza, pues estaba asustada. Si una patrulla de guardias encontraba a una chica de quince años, sola en un lugar oscuro...No, no pensaria en eso. Merk apareceria, y le ayudaria.

El chico llegaba muy tarde. Unos ladrones le habian perseguido para intentar quitale las monedas, pero no lo consiguieron, pues el agil joven escapo por los tejados, viendose obligado a dar un rodeo.

Cuando alcanzo el puente que llevaba a la parte exterior de la fortificacion, la luna ya habia superado el rio. Merk maldijo todas las palabras que se le ocurrieron en aquel momento, pero no por ello para de correr. Cuando llego a la esquina que daba al muro en el que se encontraba la ventana de Lara, escucho atentamente por si se encontraba con la patrulla nocturna. Consiguio distinguir unos gritos ahogados que rapidamente fueron sofocados, y las risas de unos hombres claramente adultos. Tambien noto unos tintineos metalicos. Se asomo un poco por la esquina...Un guardia con la cara llena de granos miraba hacia los lados.
"Vigilando"Supuso Merk. Si habia alguien vigilando era por el simple hecho de que habia algo que vigilar. Se deslizo lenta y sigilosamente entre los arbustos que cubrian el muro. Pero no fue suficiente, y el guardia escucho el susurro de las hojas. Merk no tenia armas. En cambio el hombre que se acercaba hacia el portaba una espada al cinto y una ballesta a la espalda.
-¿Alguien ahi?-Pregunto a la noche. Merk debia pensar algo, y rapido. Se le ocurrio una idea que probablemente no funcionase.
-Si.-Contesto con la voz mas profunda y seria que pudo poner.
-¿Quien?-Contesto el guarda temeroso.
-¿Acaso tengo que dar explicaciones sobre mi persona?-Merk vio como el guardia se acercaba a los arbustos, sacando la espada de su funda.
El guardia no contesto. El hombre advirtio unas pisadas que venian por el camino que Merk habia seguido para llegar hasta alli. Entonces se dio la vuelta. Ahora o nunca. Merk salio de su escondite lo mas rapido que pudo y salto encima del oficial de primer grado de patrullas nocturnas. Tan solo vestia un chaleco de cuero reforzado, al que se le habian cosido unas mangas para protejer del frio. El intrepido joven derribo sin problemas al soldado, quien solto la espada. Entonces Merk le quito su ballesta y le propino un golpe en al nuca. El muchacho nunca habia matado a nadie, y no queria tener que hacerlo. Esperaba que eso le mantuviese dormido un tiempo...
Se acerco a su objetivo, la parte inferior de la ventana de Lara. Dos guardias apresaban por los brazos a su amada, y uno estaba intentando...
-¡Vosotros!-Rugio Merk con toda la ira que habia estallado en su interior cuando habia descubierto que habia pasado. Se dirigio hacia ellos sin ningun plan en mente, solo con los puños apretados con tanta fuerza que no le llegaba la sangre a los nudillos.
Al primer guardia que le miro le propino un puñetazo en la nariz. Despues se avalanzo sobre el otro que todavia no habia reaccionado. El chico no sabia combatir, pero no le hacia falta. Mordio la oreja derecha de su oponente, arrancandosela de cuajo, para despues escupir la sangre sobre su rostro y cegarle. Callo al suelo, semi-arrodillado, y se llevo una inexperta patada en el rostro. Mientras tanto, el otro guardia se habia levantado, y se disponia a agarrarlo, pero Lara reacciono a tiempo, y tumbo al hombre con la roca mas grande que su brazo sano pudo soportar.
La chica callo al suelo por el dolor al que se enfrentaba. Merk se apresuro a abrazarla.
-¿Estas bien?¿Que ha pasado?-Lara, solo llorando y sin pronunciar palabra levanto su brazo herido. Merk no sabia que hacer. Opto por intentar tranquilizarla.-Tranquila, te llevare a un barbero que conozco, y te arreglara eso, ya veras.-Pero la chica seguia llorando desconsoladamente. Entonces Merk recurrio a una de las cosas que mejor sabia hacer. Le beso por toda la cara, le beso en los ojos, le beso en la nariz y en los labios, le beso en la frente y en el pelo. Le limpio las lagrimas a besos.-Tranquila,¿Vale?.-Parecia que habia dado resultado. Ella asintio.-Y ahora larguemonos de aqui.

Merk se encontraba en un oscuro portal de una calle poco transitada, llamando a una puerta. Se encontraba al borde de la histeria. La rabia y el desconsuelo que sentia le hacian sacar toda su furia. Pero Lara le hacia calmarse. Tenia que actuar de forma fria y precisa. Un paso en falso y ninguno de los dos estarian juntos de nuevo. Al final, un viejo con la barba casi por la cintura, adornada con coletas abrio la puerta.
-Maldita sea, ¿Que haceis aqui a a estas horas?
-Ella...Tiene un brazo roto-Contesto temeroso el chico.-Y yo tengo algo de dinero.
El barbero ya conocia a Merk. Una vez, cuando tenia nueve años fue derribado de un tejado por un pedrazo en la cabeza, y una de sus hermanas lo llevo alli.
El hombre puso los ojos en blanco.
-Entrar, y guarda tu sucio dinero, bribon.
Entraron en una estancia sin iluminacion, pero poco despues el barbero encendio una lamparita de aceite.
-Tumbala aqui.-Ordeno señalando una mesa de madera. Antes de que el joven obedeciese, tuvo el detalle de poner un fardo de paja para usarlo de almohada.
-¿Se pondra bien?-Pregunto el chico.
-¿Me has visto cara de adivino?Todavia no la he visto-Gruño el hombre.
Inspecciono el antebrazo de Lara. Puso mala cara.
-Si, se curara, pero tardara tiempo en sanar. Hasta entonces, que permanezca en casa reposando.-Merk miro a Lara. Dudaba de que aquella fuese una posibilidad...-Oye-Le susurro el barbero-Trae esa botella de alli, ¿quieres?Esto le va a doler.-Merk cogio una botella con un liquido transparente como el agua. La abrio y la olfateo. Alcohol.-Daselo tu. Voi a por las herramientas.
El joven deposito parte del contenido de la botella en un vaso que encontro en la sala, y se lo tendio a Lara.
-Toma, bebe. Te ayudara.-La chica obedecio. Termino el primer vaso y Merk le hizo beber otros dos. Cuando estaba lo suficientemente ausente, paro.
El barbero se aproximo hacia la mesa con una correa de cuero y unas tijeras al rojo.
-Muerde esto, muchacha.-Le dijo mientras le metia la correa entre los dientes a la casi incosciente chica.- Bueno, esto va a doler. Y tu, intenta que no se duerma.
Merk tomo a Lara por la mano de su brazo sano.
-Lara...Mirame...-No sabia que decir.-¿Sabes?Algun dia, cuando te pongas bien iremos a Carlin. Me han dicho que alli toda la guardia del rey...¡De la reina! ¡No tienen rey, sino reina!¿No es asombroso?Iremos a Carlin, y te prometo que conseguiremos un trabajo en el teatro. Tu seras actriz y yo...Yo levantare el telon, eso. Actuaras delante de cientos de personas, que arrojaran rosas y monedas al escenario cuando termines, y los aplausos causaran tal estruendo que...-El chico hablo de todo lo que pudo, intentando que Lara no entrase en un sueño que podia ser fatal.

Paso no mas de media hora cuando el barbero cosio la herida que habia abierto para recolocar los huesos en su sitio. La chica estaba drogada y su corazon latia muy despacio. Pero no moriria, todavia no podia morir...

El barbero les dejo descansar aquella noche en su casa. Merk no durmio, simplemente se dedico a contemplar fascinado a la durmiente Lara. Tenia ganas de abrazarla, pero tambien tenia miedo de empeorar la situacion, asi que se mantuvo al margen.
El sol asomo por la ventana y Merk se levanto.¿Que harian?Le habia prometido ir a Carlin pero...El mismo sabia que aquello seria toda una proeza si lo conseguia. Por un agujero mal hecho en la pared que constituia un ventanal vio como las tropas de Kelassen marchaban a la guerra.
-Repugnante-Murmuro para si mismo.

domingo, 8 de agosto de 2010

Capitulo III

En Thais los hijos bastardos no estaban bien vistos. Se les marginaba o rechazaba, y algun desafortunado era ejecutado. Como si ellos hubiesen tenido la culpa de nacer en aquellas circustancias. Merk era uno de ellos. Sobre su pasado, solo sabia que se habia criado con sus hermanas, y que un guardia de la ciudad habia violado a su madre. Y que el era fruto de aquella relacion nacida del pecado. A pesar de todos los inconvenientes que habia tenido a lo largo de su vida, consiguio salir adelante. Se dedicaba a asaltar las granjas de la ciudad por las noches, y la comida que obtenia de los cerdos y pollos que robaba lo repartia para sus hermanas. Tambien vendia algo a Frodo, el tabernero local. Este sabia que Merk necesitaba de aquel dinero para vivir, y no le quedaba otra alternativa que comprarle las piezas de carne a un precio muy bajo. De vez en cuando conseguia comerciar con algunas plumas de aves que se encontraba, pues a los nobles les gustaba adornar sus ropajes y tocados con aquellos elementos.
Desde que tenia uso de la razon, Merk vio morir a seis de sus hermanas, todas ellas mallores que el. Habia dado cobijo y proteccion a las demas, y lo habian criado como si de su hijo se tratase. Su madre habia fallecido en el parto, segun le habian contado las mujeres que lo cuidaron. Del consorte de su madre nadie le habia dicho nada, y el tampoco habia preguntado.
Considerado un chico soñador, con la ridicula edad de quince años intento ganarse un puesto en la guardia de la ciudad, pero evidentemente no lo consiguio. A cambio solo recibio una paliza del capitan de patrullas nocturnas.
Cuando el joven Merk alcanzo la edad de los dieciseis años, sus otras dos hermanas mayores murieron el mismo mes. Al parecer una pulmonia habia terminado con la vida de las ya maltrechas jovenes.
Ya no tenia nada que hacer, nadie por quien vivir...A excepcion de Lara...Era una chica que vivia en el palacio de la ciudad, y generalmente se encargaba de limpiar las cocinas o fregar las ollas.
Asi que ahora la motivacion de Merk solo podia centrarse en ella.
Un dia, deambulando por las calles, se encontro con un bufon saltarin vestido con un traje de mallas verdes. El arlequin se hacia llamar Ludo, y parecia ser un emisario del gremio de bufones, al cual le habian encargado de anunciar que aquel seria el dia de la ceremonia de investidura de su nuevo señor, Kelassen Di`ba Nubia.
A Merk no le importaba. Por muchos nuevos señores que tuviese, pasaria hambre por las noches.
Pero aquella vez seria distinto. Por segunda vez en toda la historia de Tibia, un rey se intentaria coronar emperador.

Merk aguardo durante horas bajo una ventana de la fachada norte del palacio real, hasta que al final se encendio una luz. El joven sonrio en la oscuridad, y saco de una bolsita de cuero un puñado de grava. Lo lanzo contra la ventana provocando asi un breve repiqueteo sobre esta.
Pasados unos segundos, una figura femenina abrio la ventana y observo a un lado y a otro, no encontrando nada. Cuando miro hacia abajo vio un cuerpo debilmente iluminado por la luz de las velas de la habitacion en la que se encontraba.
-¡Idiota!-Susurro la mujer al hombre que la habia llamado-¡Largo!
-¡Venga, demos una vuelta!-Respondio el joven con aire sonriente. Sabia que conseguiria lo que queria. Casi siempre lo hacia.-¡Esta noche invito yo, en la taberna de Frodo habra una pelea!
-¿Como puedes saberlo con tanta seguridad?-Pregunto la chica mientras juguetaba con su cabello.
-¡En la taberna hay peleas todas las noches, lo sabes de sobra!-Su interlocutora estabaactuando con el. Merk sabia de sobra que la chica no deseaba nada mas en aquel momento que bajar con el.
-No, podria ser peligroso-Mintio dandose la vuelta sobre si misma y cerrando la ventana.
El chico puso aquella cara de triunfo que siempre ponia cuando hacia algo, bien o mal. Aguardo bajo la ventana, apoyado contra el muro. Poco tiempo despues la ventana volvio a abrirse y escucho como unas botas de piel se apoyaban contra la repisa y saltaban al vacio de la noche. En el momento oportuno, dio un paso adelante y extendio los brazos. La chica callo sobre el, quedandose con su rostro muy cerca al del joven.
-¿Me esperabas?-Pregunto el hombre con un aire terriblemente picaresco en su voz.
-Claro que si, idiota.-Respondio la otra.
-Cuando te pones romantica me desarmas.-Contesto el muchacho.
-Tu siempre vas armado- Y sin previo aviso ni miramientos, le beso en los labios.
El contacto duro varios segundos. La melena negra que Merk llevaba recojida en una coleta se erizo levemente. Aquelllo era como comer tres veces al dia. Y repetir el postre. Pero...
-Lara...-Susurro el joven en el oido de la chica.
-¿Si?-Pregunto con la ternura propia de quien esta enamorada.
El joven se tumbo en el suelo, haciendo que su espalda reposase contra la fria piedra que constituia la muralla. Sostener cincuenta y cinco kilos de peso sin ayuda tenia su dificultad.
Lara apoyo su ligero rostro en su pecho. Pasaron alli un tiempo que se les hizo demasiado corto, abrazados. Un estruendo les llego desde la zona centrica de la ciudad.
-¿Vamos? La pelea acaba de comenzar.-A Merk no le apetecia en absoluto moverse de alli, pero sabia que cuando la luna se empezaba a reflejar en el rio, la segunda patrulla de guardias pasaba por alli.
A Lara tampoco le apetecia ir, pero no se atrevio a contradecir al alegre muchacho...Tenia miedo de perderle. Aunque tuviese que renunciar a sus sueños de convertirse en actriz, seguiria viendo a Merk. No le importaba si trabajaba como sierva de Kelassen toda su vida.
No se acostumbraba a los ultimos cambios en palacio.
La inquisicion se habia adueñado de todo. Baxter ya no vigiliba el patio, los temibles guardias inquistoriales se ocupaban de hacerlo. La guardia real se mantenia como un mero simbolo, un recuerdo de tiempos pasados.
-¿Vamos?-La apremio Merk sacandola de su ensimismamiento.
Merk encabezo la marcha hasta la taberna, pues tenia unas piernas unos centimetros mas largas que su compañera, a la cual le costaba seguirle el paso.
En un punto del trayecto, esta se puso a su altura con una breve carrera y lo tomo por la mano.
El trago saliva. Si un guardia o un inquisidor veia a un pobre con una doncella de palacio...Prefirio no pensar en ello. Si aquello pasaba, correria.

Llegaron a la taberna a media noche. Frodo, que fumaba de pipa en la puerta junto a un par de sus camaradas le saludo cuando se disponian a entrar.
-Suerte esta noche, Merk.-Comento el tabernero con un aire burlon.
-No la necesito, hoy vengo acompañado.-Aputno levantando un poco la mano de Lara. La chica sonrio timida.
-Oh, el joven Merk por fin va a sentar la cabeza-Frodo habia sido como su padre.-Esto debemos celebrarlo, te invitare a un par de cervezas.
El hombre abrio la puerta de su taberna con cuidado. El alboroto que venia desde dentro era un buen motivo para hacerlo.
Cuando movio un poquito la puerta, una jarra de cerveza impacto contra ella.
-¡Ahora!-Les apremio. El tabernero abrio la puerta, corrio hacia la derecha, recogio la pata de una silla y se la partio en la cabeza a un tipo que se avalanzaba sobre el. -¡Seguidme, no os pareis!-Alli habia al menos cincuenta personas luchando entre ellas. La mayoria eran borrachos ricachones aburridos de la vida, pero tambien habia quien solo buscaba pegar una buena paliza a alguien con mas dinero que el. Para luego robarselo, claro.
El tabernero se lanzo detras de la barra,(tras la cual nunca se atrevia a entrar nadie) y cogio un par de jarras de enorme capacidad, las lleno hasta arriba de un liquido amarillento que salia de uno de sus barriles y se las tendio a los jovenes.
-Sabes, a partir de las nueve de la noche cobro las cervezas como para comprar mobiliario nuevo dos o tres veces, pero a esta invita la casa.-Cuando Lara no miraba, Frodo le guiño un ojo y señalo a las escaleras, entregandole una llave.-Disfruta todavia que puedes-le susurro mientras se encaminaba a la salida.
Merk observo fascinado a Lara. Era algo mas bajita que el, pero no por ello perdia su gran atractivo. Cuando salia de trabajar para el rey, se desataba la coleta, la cual caia en una larga, larga melena...Sus ojos eran de un verde palido, pero segun como los rayos de sol los golpeasen, se volvian de un gris azulado. Era fantastica.
-Oye...-Le susurro acercandose mucho a una de sus orejas y retirandole un mechon de pelo.-Tengo una sorpresa para esta noche...-Sugirio con una sonrisa en sus labios.
-¿Enserio?No te tenia por un chico detallista-Contesto entre risas.
-Oh, sigueme.
Merk se encamino hacia las escaleras, y cuando estaba al pie de estas un hombre callo rodando. Otro lo siguio, esta vez de pie y haciendo una pose para alardear de su fuerza. En ese instante, un vaso de piedra le acerto en plena sien. Los enanos debian de tener mucho trabajo con esa taberna.
El piso de arriba tenia varias habitaciones, que Frodo alquilaba por un buen dinero. Merk se dispuso a abrir una, pero se lo penso mejor.
-Ven.-Ese dia habian coronado al nuevo rey...¿No? Tomo la mano de lara y abrio una ventana que daba a la calle.
-¿Que haces?-Pregunto la chica ruborizada.
El joven sonrio. Esperaba que aquello le gustase. Salto a la repisa de piedra y se encaramo en la parte exterior del techo del edificio.
-¡Vamos!¡Va a empezar!-suplico alegre.
La chica vestia un faldon algo incomodo para aquel tipo de practicas, pero tras años de pasar cerdos por vallas, Merk sabia como debia actuar. En pocos segundos los dos estaban tumbados en el suelo del tejado, cogidos por la mano.


Extrañamente, aquel dia no habia llovido. Rapidamente se habia extendido un rumor que aseguraba, que con la investidura del rey las nubes se habian asustado ante su nuevo enemigo, y habian huido, dejando asi paso a su soberano, el sol. Era un dia perfecto para acometer con lo planeado. En el patio posterior del palacio unos trabajadores del castillo se encontraban acampoñados de dor guardias.
-¿Solo hace falta fuego?-Pregunto uno de los alli presentes.
-Claro, ya lo hemos hecho mas de una vez en otras ciudades.
-Los enanos son seres extraños-Dijo uno mirando los paquetes que se apilaban a un lado del jardincillo. Solo una antorcha iluminaba el lugar.
-Vamos, no seais cobardes, Kelassen lo merece.
-Si pero...
-Venga. Ya. - Ordeno cortandole. Uno asintio con un gesto de la cabeza, recogio la antorcha y se dirigio hacia los paquetes. Un polvo negro salia de uno de ellos.
Prendio fuego a una cuerda, y todos los hombres echaron a correr tan rapido como pudieron. Seria una buena explosion.

La ciudad se encontraba semi-oscura, pues solo unas pequeñas farolas colocadas aqui y alla iluminaban la avenida principal.
Varias explosiones se oyeron a lo lejos, y Lara tomo la mano de Merk con tanta fuerza que le araño con sus muy recortadas uñitas. Unas luces iluminaron el cielo, y se reflejaron en los ojos de los dos jovenes.
La chica se relajo, y puso su mano libre sobre el corazon de su acompañante.
El le miro.
-¿Te gusta?-Pregunto el muchacho, conociendo perfectamente la respuesta.
Pero no obtuvo respuesta. En cambio, la chica junto sus labios con los suyos.

Horas despues, Lara volvio a subir por la ventana, ayudada por Merk. Ya habia amanecido, y la luz del sol les cegaba levemente la vista.
-¿Esta noche...?-Empezo el joven.
-Claro-Le corto la muchacha.
Le mando un beso con la mano, y entro en la habitacion cerrando el ventanal tras de si.

Merk camino un rato por las calles de la ciudad. Despues metio una mano en su bolsillo para comprobar algo...Si, todavia no le habia devuelto la llave de la habiatacion a Frodo. Ese dia dormiria caliente.
Comenzo a llover, como siempre.